"En Asturias no tenemos proyectos de investigación arqueológica". Con estas palabras denunció la catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, Carmen Fernández Ochoa, la escasa apuesta por la investigación por parte de las administraciones regionales. Una parálisis que la arqueóloga, que dirigió las excavaciones de la villa romana de Veranes, achaca a diversos factores y que se prolonga desde hace, al menos, nueve años.

Fernández Ochoa compartió esta reflexión durante su ponencia "Los castros asturianos: certezas e incertidumbres en vísperas de la conquista romana. Breve reflexión sobre un legado que nos identifica". Una conferencia que abrió ayer la jornada "Arqueología castreña en perspectiva", celebrada en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo y enmarcada en el homenaje a Antonio García y Bellido, el primer arqueólogo en excavar el castro de Coaña.

"Sin proyectos de larga duración, la arqueología no avanza", insistió la catedrática, que lamentó que, al menos desde 2009, la apuesta de la Administración por la investigación ha sido muy reducida. Fernández Ochoa reivindicó así la necesidad de impulsar proyectos de investigación que se mantengan en el tiempo para cubrir las lagunas que tenemos en el conocimiento de ese momento histórico, pero no eludió la autocrítica en su análisis, al incidir en que quizás los usos habituales de los arqueólogos y la proliferación de sondeos no sean lo más adecuado, sobre todo teniendo en cuenta el bajo porcentaje de objetos recuperados con esas técnicas.

Asimismo, Fernández Ochoa incidió en la "necesidad de buscar nuevos nichos de investigación, en antiguos y nuevos recintos", como pueden ser los estudios en economía agraria, muy escasas pero que están propiciando fértiles teorías en comunidades vecinas. Una reflexión que posteriormente retomaría Ángel Villa, que reflexionó sobre el castro de Coaña incorporando los avances de las investigaciones más recientes, con intervenciones que no circunscribe únicamente a esas escasas campañas arqueológicas, ya que reivindicó la utilidad de las actuaciones patrimoniales, de consolidación o rehabilitación de las estructuras, para avanzar en el conocimiento.

Las conclusiones de Villa fueron especialmente sugerentes: la ocupación romana del castro de Coaña se limita al siglo I de nuestra era. Un momento en el que se iniciaría un rápido abandono del asentamiento, que para el siglo II ya estaría deshabitado. En su argumentación, Villa incidió en las modificaciones estructurales que se identifican en puntos clave del castro (como sus murallas, la necrópolis o "El Torreón") en ese siglo I. Unos cambios que se corresponden con la adopción de los usos romanos por la entrada de esos pobladores, y en las que el arqueólogo identifica la "cicatriz" que registran al ser adaptados. Antes de ese cambio de pobladores, y al menos desde la Edad del Hierro (en concreto el siglo V o IV antes de nuestra era), el castro estaría habitado por población indígena.

Pero la ocupación romana del poblado, incide, no iría más allá de ese siglo I, ya que las estructuras se "amortizan definitivamente" en esa centuria. Un horizonte, en todo caso, que coincide con el de otros asentamientos castreños de la zona.

En su ponencia, Villa reivindicó también los hallazgos de Antonio García y Bellido y sus intuiciones, que le llevaron a precisar, ya en sus primeras excavaciones a principios de la década de 1940, diversos aspectos de la estructura del castro que posteriores investigaciones han ido corroborando, desde el lugar de acceso hasta el aspecto general del alzado. "La imagen del castro de Coaña se mantendrá siempre anclada a los dibujos, magistrales, de García y Bellido. Por mucho que avancen las investigaciones", sentenció Villa.

Entre esos testimonios gráficos, Villa recuperó el que posiblemente sea el primer dibujo publicado del castro de Coaña, un expresivo diseño de García y Bellido que vio la luz en las páginas de este periódico, en la edición del miércoles 10 de abril de 1940. "La insistencia de un periodista (posiblemente Fernández Buelta, que era el que informaba de las excavaciones) propició que LA NUEVA ESPAÑA publicase el primer dibujo del castro de Coaña", reveló Villa.

La intervención del arqueólogo completó además una jornada en la que se expuso un auténtico estado de la cuestión de la arqueología castreña en Asturias. o de la Universidad de Oviedo.