La "Primavera Barroca", el nuevo ciclo musical del Auditorio de Oviedo, comenzó ayer martes y 13 pero sin supersticiones y con muy buen pie. Fue todo gracias al concierto dedicado a Haendel y a sus mejores arias de ópera a cargo del contratenor Franco Fagioli, argentino afincado en Madrid, quien ayer tarde cosechó la admiración y el aplauso casi interminable del público reunido en la sala de cámara del Auditorio. Dos bises y el público cantando a coro remataron una velada redonda con un público entregado.

La actuación de Franco Fagioli resultó apoteósica de principio a fin, capaz de lograr el silencio absoluto entre los asistentes como parte del triunfo. La Sala de cámara del Auditorio se queda pequeña ante la presencia de estas figuras de talla mundial. Actuaba Fagioli con la agrupación italiana "Il Pomo D'Oro", compuesta por dos violines, cello y contrabajo más el clave y la viola en las arias. Stefano Rossi era el concertino de un conjunto donde brilló el clave primoroso de Federica Bianchi. Estos "Pomodoros" lucieron tanto en el Allegro de la Sinfonía inicial (en si mayor para fagot, cuerdas y bajo continuo) como en las tres sonatas que, además del descanso vocal necesario, siguen haciendo del barroco la música más agradecida y apta para todos los públicos.

A medida

Fagioli, con los italianos, y vistiendo a medida sus personajes de "castrati" handelianos, los hizo impactar uno a uno (desde Rinaldo, a Mirtillo, Bertardo, Oreste, Ruggiero o Serse también de propina) pero con su voz de sopranista alto y agilidades de bel canto prodigiosas, fiato interminable, asombrosa uniformidad de color y grave vigoroso.

Hace poco, Franco decía buscar la verdad en escena desde el momento único de la interpretación y su más absoluta honestidad. No cabe duda de que lo consigue. Así fue esta velada vivida ayer en el Auditorio de Oviedo: Haendel escuchado con la misma pasión y devoción derrochadas por Fagioli e "Il Pomo d'Oro" y con el público cantando todos "lascia ch'io pianga" a coro. Apoteosis Fagioli.