Está confirmado. Nadie quiere certificar la permanencia más barata del fútbol moderno (el de Ligas de veinte equipos y tres puntos por victoria). No quieren o no les dejan. Dos errores arbitrales graves perjudicaron ayer a Leganés y Sporting, pero los rojiblancos perdieron más que los pepineros. Si los árbitros hubieran acertado y el Leganés hubiera empatado en Villarreal y el Sporting ganado en Pamplona, los rojiblancos habrían recortado dos puntos, estarían a tres de la permanencia o, lo que es lo mismo, a un partido, con el gol average a favor.

Un lapsus de Rubi desveló el jueves que prefería jugar ante que el Leganés. Se entiende a la vista de la actuación de su equipo, aseada, pero sin mucho espíritu, sabiendo que los pepineros habían tropezado en el estadio de La Cerámica. O les habían hecho tropezar, que el resultado es el mismo. El Sporting carece de instinto cazador y por eso no recupera tiempo en la persecución.

El Leganés intenta huir al paso, pero el Sporting recorta puntos con una lentitud extrema y el tiempo corre en favor de los pepineros que siguen descontando las jornadas fuera del descenso.

Más allá del estropicio de Gil Manzano, hay algunos reproches que hacer a los rojiblancos. Varios de sus jugadores estuvieron por debajo de su nivel y también a su entrenador que sigue tardando demasiado en reaccionar con los cambios y que no consigue imponer su criterio en cuestiones que son pura jerarquía y que no se pueden dejar al albur de los futbolistas. Duje Cop ha metido dos goles de falta este curso. Burgui y Douglas ayer no le hicieron ni cosquillas a Sirigu. Demasiada ventaja. El equipo regresa esta mañana, a las 10.30 horas, a los entrenamientos.