El Sporting se ha convertido en una trituradora de entrenadores en el último año. La salida de Paco Herrera hará que llegué al club el cuarto técnico en menos de doce meses. Todo comenzó con la destitución de Abelardo el pasado 17 de enero. A partir de ahí, el conjunto rojiblanco sigue sin encontrar el relevo idóneo al Pitu. Rubi fue el siguiente, sin que el catalán llegara a lograr el objetivo de la permanencia en Primera, lo que provocó que no se le renovara su contrato, que expiró en junio. Paco Herrera, hombre que conocía la casa y con dilatada experiencia en Segunda División, tampoco ha dado con la tecla para mantenerse en el puesto.

Dos campañas triunfales en el Sporting no fueron suficientes para que Abelardo terminara el pasado mes de enero fuera del club. La marcha de Abelardo, ahora triunfando en el Alavés, donde ha ganado los dos partidos que ha dirigido, sumando la mitad de los puntos que llevaba el cuadro vitoriano en toda la temporada, ha abierto una brecha que sigue sin cerrarse. Lo cruel es que su sucesor, Rubi, es ahora el entrenador de moda en una Segunda División en la que el Sporting pierde fuelle en cada paso de las jornadas.

Y es que Rubi, que a final de temporada reiteró su deseo de poder continuar en el banquillo gijonés, al margen de la salida de Nico Rodríguez, exdirector deportivo del Sporting, tiene ahora al Huesca comandando la tabla. El catalán mantiene primero al equipo oscense con 33 puntos, los mismos que el Lugo, y ha roto con los pronósticos que hacían pensar que los recién descendidos estarían arriba a estas alturas del campeonato.

La llegada de Miguel Torrecilla a la dirección deportiva del Sporting trajo un nuevo aire al club que quería renovar, entre otras cosas, el banquillo. El salmantino apostó por un hombre de su confianza, Paco Herrera, con el que compartió tres años en el Celta de Vigo.

El proyecto de Torrecilla y Paco Herrera se convirtió en uno de los grandes incentivos para que el Sporting lograra el pasado verano un récord de abonados a pesar del descenso. También llevó aparejado un nivel de exigencia similar al de la expectación. El buen inicio de temporada correspondió a lo que se esperaba, pero el equipo entró un una dinámica que le ha costado el puesto al que también fuera futbolista del Sporting durante los años setenta. Herrera deja un Sporting en tierra de nadie: a cinco puntos de la promoción, y a cinco del descenso.