Bien podría definirse la paciencia como el arte de saber esperar, porque de la falta de paciencia a la tendencia al enfado intenso, considerado como un defecto, como una actitud desproporcionada, hay un paso muy fácil de dar: casi siempre la falta de paciencia se convierte en ira, por eso es muy conveniente el autocontrol. La paciencia es un acto de nuestra voluntad que llega a imponerse al mal; otra cosa es la resignación, que es la sumisión de la voluntad a ese mal recibido. Antes de hablar de llevarse bien con los demás, primero debemos llevarnos bien con nosotros mismos. No será un exceso el pensar que todos los conflictos externos entre las personas son producto de sus propios conflictos internos.

No hay mejor piedra de toque para probar la paciencia que la adversidad; no porque la aceptemos como algo que se nos impone, sino porque con ella no nos hundimos en el desconsuelo o la desesperación. No debiéramos olvidar nunca que la felicidad de la vida depende de la calidad de los pensamientos. ¿Cuánto tiempo se tarda en pensar? Los pensamientos no son como las demás cosas; sus propiedades son muy diferentes.

Debemos añadir que la paciencia es la actitud que nos lleva a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir un bien, y es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Cuando las cosas no dependan de uno, se les debe conceder tiempo. Es decir, la paciencia es la actitud que nos lleva a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir un bien. Es también la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Tengamos en cuenta que las cosas que no dependan de uno se les debe conceder tiempo.

Debemos adoptar una visión realista de la vida. Coincidiremos que las cosas no suceden tan rápidamente como nos gustaría. O sea, que tener paciencia es aceptar el hecho de que el tiempo avanza a la velocidad del tiempo y no a la de nuestras expectativas. No podemos vivir como si fuéramos a vivir eternamente, normalmente no nos acordamos de nuestra fragilidad, tampoco reparamos en cuánto tiempo se nos ha ido ya; lo malgastamos como si fluyera de un caudal pleno y abundante. ¿Quién nos garantiza una vida más larga? ¡Qué tarde es empezar a vivir en el momento mismo en que hay que dejar de hacerlo!

He aquí unos consejos que nos legó Robert H. Shuller, autor estadounidense: "Nunca cortes un árbol en el invierno. Nunca hagas una decisión negativa en un momento difícil. Nunca hagas tus decisiones más importantes cuando estás en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. La primavera vendrá".