Cuando el Hospital Central estaba ubicado en Oviedo, en la calle Celestino Villamil, yo cogía el Alsa en Grado y me dejaba en la plaza de toros, es decir, a escasos metros del mismo.

Con el cambio he visto cómo tengo que adecuar mis visitas al nuevo HUCA con el Alsa que me lleve hasta allí, ya que como es conocido no todos continúan de la estación de autobuses hasta el centro sanitario.

Pero durmiendo menos y comiendo más tarde consigo enlazar, y el transporte no me supone, hasta la fecha, un gran trastorno.

Desde un principio, a los taxistas de Oviedo no les pareció bien que los autobuses interurbanos llegasen hasta el HUCA, y cuando el Ayuntamiento de Oviedo decide que también los urbanos tengan parada en el mismo montan en cólera y casi todas las semanas se manifiestan y protestan públicamente ante lo que consideran una injerencia en su negocio.

Y para rematar la faena ahora el gobierno municipal de Oviedo presenta una denuncia en los Juzgados ante lo que estiman una ilegalidad porque los autobuses foráneos acerquen a sus clientes hasta el centro hospitalario.

No sé si ambos, Ayuntamiento y gremio del taxi, conocen las estadísticas de las personas que no viviendo en Oviedo se ven obligadas a desplazarse para consultas, ingresos, intervenciones o simplemente visitar a internados. Probablemente no sólo la desconocen, sino que les importa un bledo que la mayoría son pensionistas, y no precisamente con una holgura económica que les permita abonar las tarifas, nada baratas por otra parte, de los transportes públicos ovetenses.

Desde este momento yo me declaro en huelga del taxi ovetense y permita Dios que no me vea obligado por necesidad imperiosa a tener que coger uno, pues el conductor tendría que escuchar de mi boca más de un improperio. Esto, señores del taxi, en otro tiempo conocidos como peseteros, se llama insolidaridad y buscar el negocio fácil y cómodo.

Por otra parte no sé qué tendrán que decir los alcaldes de los municipios afectados por esta afrenta del señor Alcalde de Oviedo, y más los que sean de su propio partido político. Posiblemente les reste votos en las próximas elecciones; espero y deseo que así sea si no toman medidas para evitar este atropello al sentido común y a la decencia para con sus vecinos.