Oviedo, Lorena CUERVO

La ciudad china de Shanghai es el destino que ha elegido la diseñadora ovetense Celia Bernardo para tratar de triunfar en el difícil mundo de la moda. Instalada en el gigante asiático desde febrero de 2010, hace un año que vende ropa de su propia marca, Celia B. A través de un cuestionario por e-mail, Bernardo explica cómo son su vida y su trabajo en China.

-¿En qué momento se dio cuenta de que el diseño de moda era su vocación?

-Me di cuenta de que quería hacer algo relacionado con la moda cuando estudiaba Publicidad y Relaciones Públicas en Madrid. La carrera no me parecía lo suficientemente creativa, no me llenaba... Luego en casa me pasaba horas haciendo mis propios modelitos, customizando mi ropa, confeccionando accesorios... Así que decidí estudiar paralelamente en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid como algo complementario.

-¿Qué hizo después?

-El último año de Universidad lo cursé en Milán, donde me especialice en Comunicación de Moda. Fui a esa ciudad con la clara intención de enfocar mi carrera en ese mundo, pero no me gustaron ni la ciudad ni la moda en ese momento... me pareció todo muy poco creativo, demasiado estandarizado y aburrido.

-¿Cómo comenzó su aventura entonces?

-Hace diez años, en unas vacaciones en Ibiza, pensé que vender pendientes en la playa sería una buena forma de hacer un dinero extra, y así fue. En vista del éxito obtenido, decidí seguir potenciando mi recién descubierta vocación de diseñadora de bisutería. Vendía mis creaciones en tiendas de Madrid y Oviedo, y lo compaginaba con un trabajo en una agencia de publicidad. Eso, hasta que decidí dejar la publicidad y dedicarme en exclusiva a mis diseños.

-Un viaje a Bolivia le sirvió como inspiración para sus diseños, ¿qué le atrajo de este país?

-Antes de mudarme a China tenía la intención de ir a vivir a Bolivia. En una visita que hice al país me enamoré de su cultura, de los colores, los textiles... también de su vestimenta, tan auténtica y ajena a la globalización de la moda. Soy una apasionada de América Latina, me siento identificada con su estética folclórica, porque es alegre y está llena de fuerza.

-Ha trabajado para el grupo Inditex, uno de los gigantes de la moda. ¿Qué hacía en esta firma?

-Trabajé como diseñadora de accesorios durante tres años.

-¿Fue su trabajo en esta empresa el que le abrió las puertas del gigante asiático?

-Vine a China con una oferta muy interesante de un empresario chino que buscaba a toda costa diseñadores de Zara. Aquí todo el mundo conoce y adora esa marca.

-Su ropa parece que empieza a cuajar entre el público chino. ¿Qué cree que es lo que atrae a un público tan distinto del español?

-Tenía mis dudas sobre la acogida que mi última colección tendría aquí, porque es muy diferente a lo que habitualmente se encuentra en las tiendas de Shanghai. La respuesta está siendo muy positiva.

-¿En qué sentido?

-El publico chino está aún descubriendo la moda y, sobre todo, su propio estilo. Por eso mis diseños tienen mucho que aportar, porque son únicos y originales.

-¿Cree que el público español se puede sentir identificado con sus diseños?

-Totalmente. Mi estilo es muy español y me doy cuenta ahora que vivo en China. Soy más consciente de mi herencia cultural y de como ésta se refleja en lo que creo. Las españolas somos muy femeninas a la hora de vestirnos, nos gusta realzar nuestro cuerpo con estampados, colores, accesorios... También están los clásicos volantes, los lunares, las flores, los flecos..., me gusta mucho jugar con estos elementos, pero sin caer en los tópicos.

-¿Cuándo decidió crear su propia firma?

-Hace un año dejé mi trabajo con la clara idea de hacer algo por mi cuenta. Qué y cómo fueron surgiendo poco a poco y de forma espontánea, con la llegada de proyectos, colaboraciones, nuevos retos... De momento estoy yo sola, pero pronto tendré que ampliar el personal.

-¿Qué opina de la microindustria de la moda asturiana? ¿Qué falta y qué se debería potenciar?

-Lo que ocurre es que la mayoría de las ciudades españolas han sucumbido a lo que se llama «fast fusion». En Oviedo, Gijón y Avilés hay muchísimas franquicias de moda, y luego están las boutiques, que tienen unos precios generalmente poco accesibles para la mayoría. Es muy difícil competir con los precios de los gigantes de la industria, que producen 20.000 unidades de cada modelo.

-¿Cómo podría cambiarse eso?

-La clave está en el consumidor, que tiene que empezar a valorar los productos únicos, locales y con valor añadido, que no se encuentran en las producciones masivas. En el momento en que se empiece a demandar con fuerza este tipo de producto, habrá más oportunidades para diseñadores independientes que pueden aportar mucha riqueza al panorama local y nacional de la moda.

-¿Qué opina de la forma de vestir de las mujeres y de los hombres de Asturias?

-Creo que en general los asturianos son conocidos porque visten muy bien, muy correctos. Yo añadiría un punto de diversión y atrevimiento. La gente tiene miedo de ser diferente, cuando eso es lo más hermoso que poseemos: nuestro estilo único y diferente. Yo descubrí esto gracias a llevar una vida itinerante, porque en las ciudades pequeñas es difícil ser revolucionaria vistiendo. Ésa es la filosofía que refleja mi marca.