Cangas del Narcea, Sara ARIAS

El calor hizo que en 6,25 minutos, según la Sociedad de Artesanos, se oyera el ruido, se distinguiera la pólvora y se sintiese la emoción. Cangas del Narcea vibró ayer con la «descarga» y con el último volador la villa resonó en un gran aplauso. El intenso calor que se vivió ayer en la localidad hizo que la «descarga» fuese como un tiro. «Hizo un día estupendo y eso favorece que vaya más rápido», detalló Antonio Ocho, de la Sociedad de Artesanos, a LA NUEVA ESPAÑA. El buen tiempo también ayudó a que la fiesta estuviese muy concurrida con la visita de miles de personas que enmudecieron ante el espectáculo pirotécnico, un clásico no sólo de Asturias sino de todo el panorama festivo nacional.

La llegada masiva de gente propició que a las cinco de la tarde fuese una tarea imposible aparcar. Aun así, nadie quiso perderse la «descarga» y se patearon los dos o tres kilómetros de distancia que unen Corias con la capital.

Pero lo gordo estaba por llegar. A las siete de la tarde, el prau Molín, Los Nogales y Les Folgueres eran ya un recinto vedado. Eso hacía presagiar que pronto la Virgen del Carmen entraría en escena. También los tres barrenos que la peña del Voladorón lanzaba anunciaban su llegada. Mientras ésta presidió una misa en la basílica de Santa María Magdalena. Fue pasadas las ocho y cuarto de la tarde cuando la imagen coronó en el medio del puente romano y la «descarga» cubrió el cielo de Cangas con una nube humo blanco y ruido, un ruido atronador como ya es tradición en el festejo.

Sesenta mil voladores fueron los protagonistas de la noche canguesa. Pero los verdaderos artífices de esta fiesta son los 819 miembros de las peñas que dentro de la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen tiraron y apurrieron los cohetes. Con la traca final, atronadora e impresionante, llegó el silencio para dar paso a la emoción de todos los cangueses y sobre todo de los artesanos, por aquello de las cosas bien hechas. Una vez más, un año más, la «descarga» canguesa invadió el cielo con su furia y ruido, anunciando al mundo su larga exitencia. Hay cosas con las que no puede la crisis.

Con la traca final, atronadora e impresionante, llegó la emoción de todo el público