"Si tas allegre un llunes o yes fatu o tas nel Carmín", rezaba la camiseta de una de las peñas que ayer abarrotaron el prau de La Sobatiella, en Pola de Siero, donde la "folixa" estaba garantizada. La romería de Asturias reúne cada año a tal cantidad de gente que las peñas han optado por diseñar camisetas con ingeniosos logos e identico color para facilitar la localización de sus miembros.

Los más avispados se afanaban por encontrar las parcelas con mejores vistas a primera hora de la tarde. Uno de los primeros grupos en acceder al prau fueron los miembros de la asociación folclórica "Coros y Danzas del Jovellanos", que llevan seis años amenizando la jornada con su gaita. Estos veinteañeros gijoneses acudieron a la romería cargado de tuppers con comida de mamá y calderos de fregar en los que mezclaban calimocho.

Otros optan por acotar parcela a la entrada del prau, zona más tranquila donde abundan las familias. Es el caso de la Asociación "Los Cascaos", que llevan 38 años cerrando el desfile, en el que reparten sidra, bebida oficial del evento, entre los asistentes. "El Carmín es una merienda familiar y como tal queremos que se conserve, no queremos botellones encubiertos", asegura Lázaro Polledo, uno de sus miembros más veteranos. "La tradición mandaba traer empanada de angula pero con los tiempos que corren habrá que conformarse con la de bonito", bromeaba Joaquín Ruíz, presidente del grupo folclórico "El Ventolín", presente en la festividad desde 1978.

A unos metros de él, estaba la peña "L'Argayón", formada por antiguos compañeros de colegio que aprovecharon la festividad para reencontrarse. Dos de sus miembros, Luis Alcazar y Francisco Jesús Murillo, que ahora tienen 50 años, aseguraban haber iniciado la tradición de "tirar el agua en el Carmín del verano de 1984 porque hacía mucho calor y le pedimos a la gente de los balcones que nos refrescara". La aventura acabó con un chapuzón en la fuente de los patos, junto al ayuntamiento y la persecución del policía conocido como "Caldereta".

Con más de 30 cajas de sidra aún enfriando, Gema García y su grupo de amigos de la peña "La Bircha" acudieron ayer a la romería como es su costumbre desde hace más de 20 años. Montan el chiringuito junto al mismo roble en cada edición porque les cobija del sol y la lluvia y es el perfecto soporte para un escanciador automático. Camiseta blanca, pañuelo azul, calzado a prueba de cristales y pantalones resistentes al verdín es el uniforme oficioso. Y si se puede, una bolsa hermética para proteger el móvil y la cartera.