Verónica Echegui, que saltó a la fama como protagonista de «Yo soy la Juani», de Bigas Luna, llega a Hollywood de la mano del próximo «Superman», Henry Cavill («Man of steel»), en «La fría luz del día», un thriller de acción rodado casi íntegramente en Madrid en el que Bruce Willis es un agente de la CIA.

«Es verdad que cada vez más las películas son sólo de un tipo y que se repiten patrones para asegurar la taquilla; la diferencia es que ahora [Hollywood] está abriendo el mercado a lo internacional porque saben que tienen que captar lo global y por eso meten elementos de fuera. Y eso nos viene bien a todos», considera la actriz en una entrevista con «Efe».

En «La fría luz del día» es Lucía, «una chica que está muy sola, una superviviente que pretende ser fuerte, pero es muy frágil, y que está en un momento de su vida de cambio», explica. El guión, de Scott Wiper y John Petro, narra la historia de una familia que es secuestrada mientras pasa unas vacaciones en un velero en España, por lo que Will, el hijo mayor (Cavill), debe actuar rápidamente para liberarlos.

Ya en tierra, el joven descubre que su padre (Bruce Willis) lleva una doble vida, donde encaja Lucía, y que su familia se encuentra en un terrible aprieto debido al auténtico trabajo de Willis como agente de la CIA, a las órdenes de una despiadada mujer (Sigourney Weaver).

«Trabajar con estos actores es un alucine, y lo que envuelve una producción americana es como yo me imaginaba que sería Hollywood: grandes camiones y caravanas alrededor del set, un decorado gigante... Se invierte mucho dinero en hacerlo bien, tienen una concepción como más quirúrgica del cine, incluso los actores saben y hablan mucho de cine», comenta Echegui.

Una importante particularidad de la película es que se ha rodado en Madrid, donde las escenas de persecución, «marca de la casa» del director francés de origen argelino Mabrouk El Mechri («JCVD»), recuperaron la antigua estación de ferrocarril de Delicias y mezclaron por decisión estética la de Atocha con la salida del metro de la Puerta del Sol.

También aparecen otros lugares emblemáticos de la capital, como la plaza Mayor, la Ronda de Segovia, la plaza de Callao, Nuevos Ministerios, el barrio de La Latina o la macrodiscoteca Fabrik, situada en un polígono industrial de Fuenlabrada.

«La película tiene una trama dramática, acción e incluso comedia, por cómo está rodada y cómo es Mabrouk, que tiene su punto de humor negro», apunta Echegui.

Su relación con «el chico» no es «precisamente de amor loco», dice con un divertido mohín de fastidio, y se queja de que en el montaje haya desaparecido gran parte de su historia, aunque entiende que es «una secundaria».