Muchas mascotas de Tailandia van al cielo tras ser despedidas por sus dueños y las personas de su entorno con vistosos funerales budistas que abren el camino de la reencarnación al ser que pasó por esta vida. En el templo That Thong de Bangkok, una docena de familiares y amigos asistía ayer con rostro compungido a las exequias de «Bisho», un perro Golden Retriever que durante los últimos quince años fue uno más de la familia.