La Semana de la Moda de Nueva York arrancó ayer con un viaje renovado a los orígenes de la marca española Desigual, con sus prendas viviendo una metamorfosis. La colección es más atrevida e imprevisible a la vez que hereda de la capital catalana su condición de puerto donde se funden diferentes culturas mediterráneas, desde el estilo beduino a los atardeceres y los arreglos florales barceloneses. Un popurrí fresco y muy llevable. Después llegó el turno al decano de la moda española en Nueva York, Custo Dalmau, que presentó una colección que lucha contra el frenesí del diseño actual desde una propuesta de mareas turquesas y de coral.