Isabel y Mario compiten en popularidad y exhibición con Alaska y Mario aunque para otro target, el de un grupo aspiracional de más edad y mayor poder adquisitivo. "¡Hola!" es la MTV de estos dos famosos. Hace años que la revista reina del corazón dejó de promocionar el amor para toda la vida, pero esta semana es cuando mejor vende el "amor para todas las edades"; en este caso el amor de la tercera edad o, si se me perdonan el chiste fácil y la tracamundana de autores y títulos, "el amor en los tiempos del colesterol".

La enseñanza visual es que el amor rejuvenece y el amor con photoshop mucho más.

La enseñanza verbal es la necesidad del continuo enriquecimiento. La embajadora de Porcelanosa, ese país con suelo patrio de cerámica, dedica pocas palabras a lo que no sea la presentación de la tienda neoyorquina de la marca de Villarreal y la línea cosmética My Cream. Pero repite el verbo "enriquecer". "Queremos vivir esta experiencia de una manera que enriquezca todos los aspectos de nuestra vida en todo lo que sea posible". (Desde Londres) "nuestra relación se ha ido consolidando y enriqueciendo". "Enriquecer" es un verbo que está en el principio de la vida de Isabel Preysler y, en parte, incluso en el nombre de su primer varón: Enrique.

En un entorno altamente volátil como el sentimental, Isabel busca e identifica las oportunidades que crean valor, lo que le exige una constante renovación de conocimientos y aptitudes, innovación, búsqueda de ventajas en el medio y largo plazo, y no sólo ganancias a corto, todo ello unido a la incorporación de los medios necesarios que posibiliten una adecuada toma de decisiones.

Pero sorprende que una mujer tan refinada como Isabel Preysler en una revista tan eufemística como "¡Hola!" haya dicho algo tan vulgar sobre el comienzo de su relación como: "Mario sabía perfectamente en lo que se metía". Parece una frase de Mario, el de Alaska.