"¡Buenas noches Gijón! ¿Cómo estáis? ¡Venimos a disfrutar de la música en directo!" Manuel Carrasco sacó toda su garra y energía en su concierto de ayer en La Laboral desde el primer segundo. La última vez que había estado en Gijón lo hizo con un concierto en acústico, con un tono más sutil, y esta vez, con toda la banda al completo, formada por seis personas, mostró su versión más eléctrica.

Con un pequeño retraso de diez minutos comenzó un concierto intenso, de dos horas de duración, ante un teatro de La Laboral abarrotado, y repleto de fans con corazones rojos y globos. Parejas, familias, jóvenes, adultos... nadie se quiso perder la actuación del cantante de Isla Cristina (Huelva), que fusionó con su estilo peculiar el flamenco y el pop-rock.

Desde el primer minuto el publicó se animó y se levantó de sus butacas al sonar los acordes de "Tambores de guerra". Después interpretó su tema "Aprieta", y los gritos y ánimos fueron conciertos durante y entre canción y canción.

Con su último trabajo "Bailar al viento" transmitió emoción y sentimiento. Dos de los momentos más intensos llegaron con dos de sus canciones de moda, "Ya no tengo fuerzas para resistir" y "No dejes de soñar". Pero también hubo instantes vibrantes cuando interpretó "Mujer de mil batallas" y toda la banda, formada por dos guitarras, dos teclados, una batería y un bajo, se colocaron a la misma altura en primera fila del escenario.

Manuel Carrasco llevó a cabo una perfecta puesta en escena, con un gran sonido, y usando armonías de pop-rock bastante sencillas, introduciendo quiebros flamencos en la voz que le dan un toque de singularidad, y que le alejan de la típica armonía flamenca o de copla. Pero por encima de todo primó su voz, la que cautivó ayer a un buen puñado de fans.

En una entrevista esta semana a LA NUEVA ESPAÑA, Manu Carrasco reconocía que sus influencias musicales eran la música de autor, con figuras como Serrat y Sabina, Bruce Springsteen, el flamenco de Camarón y el rock clásico. Ayer, con su sello propio, deleitó al público asturiano convirtiendo sus palabras en versos y transformando sus emociones en melodías.