A punto estuvo de suspenderse el concierto de "Mägo de Oz" de anoche en Gijón, por una indisposición de su cantante, Zeta. Una salmonelosis lo dejó en el dique seco y a los seguidores de la banda heavy con el temor a que no hubiera actuación. Por suerte para los fans, que llevaban en el recinto desde antes de las diez, en 24 horas el "Mägo" se sacó de la chistera un vocalista para el akelarre gijonés: Rubén Kelsen, cantante de Debler.

Sobre el escenario aparece un hinchable con una enorme cabeza de muñeco diabólico cuando comienza el estruendo de un sonido enormemente contundente. El concierto arranca con "Pensatorium", con pasajes líricos muy agudos en la voz, pero puro heavy metal.

Cuando los seguidores, metidos su mayoría en la treintena, aún no se han recuperado de la primera descarga empieza a sonar "Melodian", igual de épica que la primera interpretación y con toques celtas en la melodía del violín.

La voz del cantante improvisado no suena del todo bien, aunque no por su culpa, sino por verse enterrada en un sonido bestial que da paso a "Satania", un tema muy veloz, de ritmo frenético.

Sobre el escenario, una estética puramente heavy, con cueros y mezclas de rojo y negro. Alargan "Satania" con solos instrumentales, demostrando que estos magos son además unas magníficos músicos. El cantante se ha soltado ya y da muestras de calidad y oficio. La canción se apaga con una ovación estruendosa.

Crece la explosión de adrenalina cuando suena "Abracadabra". Y así hasta el final del concierto, enlazado en una veintena de canciones de una banda legendaria que recordó también sus legendarias "Costa del silencio" y "Fiesta pagana" como fin de fiesta.