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Arturo el torneiro y la casa que el monte se comerá

"Yo creo que el valle del Navia es la comarca más despoblada y peor comunicada de Asturias"

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ASTURIANOS EN GRANDAS DE SALIME: Arturo IglesiasJulián Rus

Arturo Iglesias, torneiro, empleado del Museo Etnográfico de Grandas de Salime. Se enamoró del oficio tradicional de la tornería en una demostración que organizó Pepe el Ferreiro con el último tornero que, en los años ochenta, quedaba en el concejo. Hoy, este grandalés de 55 años, del pueblo de Viladefondo, es uno de los operarios que trabajan en la conservación del museo que fundó José Naveiras, y allí Arturo muestra cómo se maneja el torno de media volta.

"Empecé con el torno de media volta, con el que antes aquí se hacía la vajilla tradicional, a raíz de la creación del Museo Etnográfico, hace ya casi cuarenta años. Había un tornero de Xestoselo, José María, que venía a hacer alguna demostración al museo. Cuando lo vi, yo tenía 16 años, me gustó tanto que me construí un torno en casa. Pepe el Ferreiro, el fundador del museo, me hizo las herramientas, las legras con las que trabajaba, y fui practicando en casa".

"La tornería hasta mediados del siglo XX se extendía desde Lugo a León y todo el occidente de Asturias. El torno es similar al que usaban los cunqueiros de Ibias y Degaña. Tenemos una colección bastante grande de piezas originales en el museo. Yo copio las originales. La más característica de la zona es la xarra, que se usaba aquí para el vino, con asa y todo en la misma pieza. Esa xarra un torno mecánico de hoy en día no la permite hacer. Tienes que trabajar a media vuelta, hacer un lateral y luego por el otro. Es bastante complicada. Hay todo tipo de piezas: fiambreras, platos, vasos... Toda la vajilla era de madera. Aquí había poca cerámica porque el barro de la zona no era el adecuado".

"Yo quería trabajar en el museo si podía, pero no había manera de contratarme.Entonces estuve trabajando en una empresa de construcción de Gijón durante cinco años. Marché a los 21 y volví con 25. Luego salió aquí un contrato para un curso de tornería dentro del museo a través del Inem. Era una especie de escuela taller. Me contrataron de monitor. Luego tuve otros tipos de contrato dentro del museo, de mantenimiento, de conservación de las piezas y todo eso, que es lo que sigo haciendo hoy en día. Luego ya quedé fijo. Llevo vinculado el museo prácticamente 30 años. Aquí también hago demostraciones de tornería y fragua".

"Ya conocía el museo antes de que se abriera, por primera vez, en 1984 en las dos salas que había en los bajos del Ayuntamiento. Luego se pasó a la antigua rectoral en 1989. Lo vi ya en 1983. Allí ya iba a recopilando Pepe las piezas que tenía en casa, y las iba a restaurando y las iba colocando. Mirando hacia atrás, el tiempo parece más corto, pero van casi 40 años de museo. Ahora hay 18.000 piezas en tres mil metros cuadrados de exposición cubierta. No conozco otro igual en España y creo que está al nivel de los mejores de Europa. Y todo comenzó por una colección que tenía Pepe, que ya no le que cabía en casa ni en el taller. Tuvo algún apoyo, pero lo que más tuvo fueron dificultades para poder empezar a hacer un museo porque en aquellos años lo tomaban por loco, como un señor que coleccionaba trastos que se estaban tirando a la basura. ‘Tiene que estar loco’, decían. Se reían de él y todo. Tenía su carácter especial que, bueno, a veces dificultaba el acuerdo con los políticos, pero yo creo que si no fuera así tampoco hubiera logrado hacer un museo y menos aquí en Grandas. Fue un empeño personal".

"El museo fue una cabezonería de Pepe. Si no, no hubiera existido. Porque hoy en día, en el pueblo, en cualquier zona rural, por mucho que los políticos hablen de que se está ayudando, está peor que nunca.Empeñarse en sobrevivir aquí en un pueblo es casi imposible. No hay buena comunicación y los precios de compras son más caros que en una ciudad. Es todo en contra. La carretera que tenemos con Navia está mal y la que tenemos por el interior, por Pola de Allande, está muy parecida, la del Palo. Quizá la que tenemos un poco mejor, pero es más larga, es la que va por los Oscos, que sale a Vegadeo. Pero si vas a Oviedo das una vuelta de 30 km. Ir en coche a Oviedo por el camino más rápido son dos horas, y a Lugo capital, una hora por una vía rápida con un carril de lentos en las cuestas".

"Las visitas que tenemos de turismo de la zona centro de Madrid vienen por Galicia. Vienen por la autovía y luego se desvían a Fonsagrada. Llegar a Oviedo de Madrid con cuatro horas y media, y luego dos hasta aquí. En cuatro horas y media o cinco, como mucho, se hace por Galicia".

"Ahora mismo, en invierno, no hay nadie en el pueblo, somos cuatro.Hay tres bares abiertos. Hace 30 años había diecisiete bares en Grandas de Salime. La cosa va bajando, la población bajamos de 1.500 habitantes a 800 que seremos ahora". (En las dos décadas de este siglo Grandas de Salime perdió el 40 por ciento de su población, según Sadei).

"Esto empieza a resurgir a partir de Semana Santa, cuando ya el Camino Primitivo empieza a funcionar y comienzan a llegar bastantes peregrinos. Si fuera todo verano, estaría encantado. El invierno no es tan maravilloso ahora con la poca población que hay. Casi no tienes ni con quien hablar. Sales a tomar algo por la tarde y estamos los cuatro toda la semana, los mismos. El fin de semana a lo mejor viene alguno que está trabajando fuera. Pero por semana estamos los cuatro de siempre, ni para echar la partida hay".

"Yo creo que el valle del Navia es la comarca más alejada y la peor comunicada y debe ser la más desploblada que hay en toda Asturias.Pesoz no llega a los doscientos habitantes (148 vecinos ); Illano, poco más (333 empadronados en todo el concejo). Boal, un poco más (1.482 habitantes). Según te vas acercando a la costa va estando un poco más poblado".

"Al paso que vamos, el núcleo de Grandas no desaparecerá, pero, por ejemplo, la casa donde nací, en el pueblo de Viladefondos, que está a 18 km de aquí, esa la tapará el monte.Será difícil mantenerla, está rodeada de monte por todas partes. Y además te ponen problemas para hacer cualquier cosa. Todos esas aldeas del concejo, dentro de diez o quince años desaparecerán, porque la gente que queda viviendo allí es muy mayor. Los más jóvenes tienen 70 años. Vienen sus hijos el fin de semana o las vacaciones, pero en cuanto no estén los padres esa gente no vuelve a esas aldeas. Se las va a comer el monte. Y ahora, como nos ponen eólicos, por arriba dejarán un caminito para llegar a reparar el eólico, y el resto, todo monte".

"Aquí estamos rodeados por los eólicos.Los tenemos por el lado de Pola de Allande, por el lado de Fonsagrada y hay otro proyecto todavía por el lado de Negueira, que ya es Galicia. Y ya nos come la fauna. Y si está todo de monte pues más aumentará. Hay que andar con un cuidado cuando vas en coche de no atropellar un corzo o un jabalí o un lobo. Los osos me parece que no llegaron bien todavía. Pero bueno, hay fauna, de todo tipo".

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