El director de Cabárceno tilda de «show» lo sucedido con «Paca», «Tola» y «Furaco»

Gijón, María IGLESIAS

«Entre mezcla de espectáculo y proyecto de conservación». Así definió ayer el director del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, Santiago Borragán, la actuación de mantenimiento que el Principado de Asturias ha efectuado con las mediáticas osas «Paca» y «Tola». Borragán, quien realizó estas declaraciones en una charla en el Acuario de Gijón, en la que explicó el manejo reproductivo del oso pardo cantábrico, así como el papel de «Furaco» en la reproducción de las osas astures, aseguró que el Gobierno regional «tiene miedo» a que suceda algo con «Paca» y «Tola», por lo que desde el punto de vista técnico «resulta difícil el manejo de los ejemplares».

El máximo responsable de las instalaciones de Cantabria también reconoció que estuvo «a punto de abandonar el proyecto» de reproducción entre «Furaco» y «Paca» y «Tola», debido, en gran parte, «a discrepancias con las propuestas de los políticos». Además, Borragán aseguró que «el temor del Principado ha encarecido el proyecto inicial». «Las instalaciones son más costosas, puesto que desde Asturias insistieron en no sedar a «Paca» y «Tola», por lo que tuvimos que preparar instalaciones especiales para trasladarlas; el manejo tiene que ser vivo», explicó.

También, y debido a la «insistencia» del Principado, «Paca» y «Tola» no fueron analizadas genéticamente, «por lo que todavía no sabemos si son fértiles, sólo lo sabremos cuando se apareen con el macho, es decir, por el método tradicional», según afirmó Santiago Borragán. Un acontecimiento que, a pesar de los intentos realizados, «tendrá que esperar a que las osas estén en celo». Por esta razón, el equipo del Parque de la Naturaleza de Cabárceno sospechaba que el intento realizado la pasada semana resultará «fallido».

Borragán, quien tildó de «circo» y «show» lo acontecido con «Paca», «Tola» y «Furaco» -«nunca pensé que se reunieran tantas cámaras para este acontecimiento»-, también habló de «intereses en el Gobierno de Cantabria» a la hora de realizar el proceso de selección del macho. «Fue como una especie de "Operación Triunfo" en la que tuvimos que ir descartando candidatos», explicó el responsable de Cabárceno, «la presentación de los últimos cinco candidatos se realizó, por supuesto, con una foto de cada oso», añadió.

En el traslado de los ejemplares y durante el período de adaptación en Proaza, que duró un mes, Santiago Borragán descubrió que «pelear con los políticos fue difícil». Por esta razón, y debido a su casi despedida del proyecto, el director reconoce que «no intervendré en lo que decidan hacer con los futuros descendientes», a pesar que desde Cabárceno se elaboró un protocolo de actuación en el que se especificaba el manejo de los futuros ejemplares.

Unas crías, en el caso de que existan, que «desde el punto de vista técnico sólo servirán para la educación», aseguró Borragán, ya que «Furaco» no es un oso cántabro puro, sino un híbrido. «No se utilizó un ejemplar puro, que sería lo lógico, porque los intereses políticos tenían miedo de que sucediera algo con "Paca" y "Tola". Además, el proceso de adaptación de las osas sería más complicado», explicó. Y es que «Paca» y «Tola» ya cuentan con 18 años, «una edad no imposible para la reproducción, pero sí difícil, puesto que nunca se han reproducido, ni han estado en contacto con ningún macho», añadió el responsable de Cabárceno.