Rodiezmo (León),

V. DÍAZ PEÑAS

El próximo primer domingo de septiembre, en la fiesta minera de Rodiezmo, el presidente Zapatero no podrá anunciar una subida de las pensiones. No podrá cumplir con un ritual que se repite desde que llegó al poder y convirtió esta fiesta-mitin organizada por el SOMA en el acto de inauguración del curso político. Este año, en el pueblo leonés donde siempre suben las pensiones, todo estará congelado. Todo, salvo el Sol, que suele acudir con ganas de picar mucho.

Se acabó la fiesta. También en Rodiezmo. Los vecinos de este pequeño pueblo leonés no entienden las medidas propuestas y ven con malos ojos que se quiera congelar las pensiones de los jubilados, «los más débiles». Conscientes de que hay que recortar, animan a los políticos a bajarse más su sueldo y «dejar a los pobres en paz». Entre otras cosas, argumentan, porque ellos no desataron esta crisis internacional y porque, además, se sienten los más perjudicados por esta situación. Los anuncios de recortes han sentado tan mal que ya hay quien incluso asegura que no quiere volver a ver a Zapatero por Rodiezmo.

El pasado viernes hacía un día de perros en Rodiezmo y no se veía a un alma por las calles de este núcleo que no llega a los doscientos vecinos. En el interior de una vivienda próxima a la Casa del Pueblo, sede del PSOE, trabajan Juan Álvarez y Jacinto Pérez. Los dos albañiles están rehabilitando una vivienda y critican el gran ajuste que esta semana anunció Zapatero. No entienden cómo se vuelve a dañar al más pobre y creen que el Presidente actúa sin rumbo fijo. «Ya no sabe ni lo que hace. No sabe si tocar la gaita o bailar. Lo que está claro es que no es una buena medida. Lo suyo sería bajar las pensiones de los que más cobran y subir la de los que menos ingresos tienen. Esta no va a ser la solución. Así sólo se va a conseguir fastidiar al pobre», concreta Juan Álvarez.

Su compañero es del mismo parecer. «Así, lo único que se consigue es hacer daño al más pequeño, al de siempre». Ambos especulan incluso si Rodríguez Zapatero volverá este año a la fiesta Rodiezmo y, aunque no lo tienen claro del todo, se atreven a aventurar que si lo hace «dirá tres o cuatro mentiras, y listo», recalca Pérez. Los dos albañiles siguen con su tarea y lamentan que la actual crisis no tenga muy buena pinta. Además señalan que «el que venga» tras las elecciones, bien sea del PSOE o del PP, lo va a tener complicado, ya que «esto tiene mal arreglo», puntualiza Juan Álvarez.

Unos pasos más allá, una vecina espera la llegada del frutero para hacer la compra semanal. Ella cree que las medidas anunciadas no son del todo malas, sobre todo porque la crisis es mundial y no sólo afecta a España. Aun así, considera que sería más adecuado recortar los sueldos a los ministros, los banqueros y los millonarios. Llega otra vecina y también se apunta a la conversación. Eso sí, ninguna de ellas quiere dar sus nombres. Las dos también coinciden en señalar que es necesario apretarse el cinturón, pero que con las medidas propuestas sólo pagarán los platos rotos «los que menos tenemos», asevera una de ellas.

Llega el frutero y con su pitido un par de vecinos más se congregan en torno a la furgoneta. El debate continúa y una de las vecinas apunta que «Zapatero no vale ni para presidente de Rodiezmo. Se pavonea de ser socialista, pero no lo es. Por mí que no vuelva por aquí. Nos quiere quitar todo, así que no le queremos volver a ver. Eso sí, no pongas mi nombre».

Otro vecino, ataviado con mono y madreñas, se acerca al vendedor de fruta. Él tampoco quiere facilitar su identidad, aunque no duda en criticar al Gobierno. «Es una vergüenza que se meta con los pensionistas. Después de estar cotizando cuarenta o cincuenta años, ahora nos roba. Eso, de socialista, no tiene un carajo». El resto de vecinos sigue debatiendo y apuntan que no estaría mal que se redujese el número de cargos políticos, «que cobran en un mes lo mismo que yo en cinco años», dice una vecina. Otra responde que es cierto, que sobran políticos. El hombre de las madreñas vuelve a hacer hincapié en que no es normal que se ataque a los más débiles, más aún después de que el Gobierno haya ayudado a los bancos. Además, augura que los jóvenes lo pagarán más caro, pues no habrá pensiones cuando lleguen a viejos.

El frutero acaba de despachar y el debate continúa. Unos creen que Zapatero no acudirá este años y otros que sí. Lo cierto es que si va a Rodiezmo, no será para anunciar la subida de las pensiones.