La marquesa viuda de Pidal, despedida ayer con un funeral en Madrid
Amparo Allendesalazar era vasca, aunque siempre mostró gran cariño por Asturias
Oviedo, M. J. I.
La iglesia de la Peregrina, en la calle Diego de León de Madrid, acogió ayer el funeral por Amparo Allendesalazar Travesedo, viuda desde 1985 del asturiano Luis Pidal Fernández-Hontoria, cuarto marqués de Pidal. La marquesa viuda falleció el 24 de septiembre a los 88 años, de forma inesperada, por complicaciones de una enfermedad. El título lo ostenta Pedro Pidal Allendesalazar, uno de los seis hijos de la fallecida.
Aunque Allendesalazar era vasca de nacimiento, se sentía vinculada a Asturias por un doble motivo. Uno era su matrimonio con un Pidal y el otro, sus propios antepasados, los Bernaldo de Quirós. Uno de sus hermanos es el vizconde de Tapia de Casariego. Tanto su hijo Ignacio Pidal como su esposa, Isabel Ladrón de Guevara, la describieron ayer como una mujer «buena, religiosa, humilde, muy familiar, entregada a su familia y discreta. La muerte de la marquesa ha sido un mazazo para su familia y de forma especial para sus 16 nietos. El funeral lo ofició su confesor, el padre Octaviano, de la Orden de los Misioneros Oblatos. Una de sus mejores amigas de juventud fue la asturiana Carmen Revillagigedo.
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