El Ejército también deja huella en Colunga

Lastres (Colunga), Lucas BLANCO

«Puedo decir que a mí ya me ha tocado la lotería». Rotunda, la investigadora Laura Piñuela expresaba ayer su felicidad. Por fin, las dos huellas de dinosaurio -de la familia de los terópodos- que ella misma halló en 2011 quedaron bajo la custodia del Museo Jurásico de Asturias (Muja). Y no fue fácil, aunque el trabajo se allanó gracias a la intervención, para su transporte, de un espectacular helicóptero Chinook del Ejército del Aire.

El aparato, con base en la localidad madrileña de Colmenar Viejo, partió del acuartelamiento Cabo Noval hacia el cabo de Lastres en busca de una nueva preciada pieza de investigación. Fue un viaje gemelo al de hace dos días, cuando el mismo helicóptero rescató de los acantilados de Arazón al que ya se conoce como «Quintín de Quintueles», un vecino más, un fósil de la familia de los ornitópodos.

Lo de ayer iba de recuperar un bloque de piedra de 1.300 kilos donde están impresas las huellas del dino. Si el despegue estaba previsto para las once menos cuarto de la mañana, pocos minutos después numerosos curiosos se arremolinaban en los acantilados a la espera de una impactante escena jurásica.

Esta vez, la operación se demoró más de lo esperado debido a las precauciones adoptadas por los investigadores. «Este fósil estaba en una zona más inestable. El viaje era más largo y había que tomar precauciones», indicó ayer el director científico del Muja, José Carlos García-Ramos, tras el rescate.

Las mayores cautelas se tradujeron en que se hizo necesaria una eslinga más larga, de 14,5 metros, frente a los 12 que bastaron el día anterior. Y también en que durante unos minutos sobrevoló la zona, en una suerte de reconocimiento, además de un posterior aterrizaje en una pradera cercana para comprobar que los amarres aguantarían el trayecto hasta el museo.

Todo ello, rodeado de una gran y variopinta expectación de decenas de curiosos, entre los que había desde aficionados a la aviación hasta apasionados de los dinosaurios, con el aderezo de turistas que se encontraban de paso. «Vengo desde Madrid de vacaciones y me acerqué a ver este espectáculo», comentó el turista Luis Riera.

El equipo de rescate del fósil no respiró hasta que vio aterrizar el aparatoso helicóptero en los jardines del museo. Un instante en el que los abrazos y felicitaciones entre investigadores, soldados y miembros de Protección Civil y de la Fundación de HC Energía, colaboradora en la financiación de la misión, dieron paso a las valoraciones científicas.

El propio director científico del museo se congratuló por haber podido salvar un fósil que corría serio riesgo de ser tragado por la mar en los próximos meses. «No hubiese pasado de la primavera», aseguró García-Ramos, poco antes de que su compañera Laura Piñuela apuntase el gran desgaste de la pared que sujetaba la pieza. «Desde nuestra última visita, hace un mes, ya se había descolgado de forma importante», declaró la que fue descubridora de estas huellas hace un año.

En lo que respecta a la contribución científica del fósil, los investigadores aseguran que ya ha aportado suficientes datos y que directamente pasará a presidir la entrada del museo como una de sus principales novedades para el nuevo año. «Se trata de un terópodo, bípedo y carnívoro de una altura de 1,60 metros hasta la cadera, que eran muy comunes por la zona en la etapa jurásica», añadió García-Ramos.

El investigador encontró muy positivo el hecho de que la costa de Villaviciosa y Colunga siga aportando datos sobre distintos tipos de dinosaurios e incluso anunció que ya han iniciado una investigación sobre unas huellas de estegosaurio, «únicas en el mundo», que esperan terminar en la primavera.

Testigo de la operación de rescate de las huellas fue el director general de Patrimonio Cultural, Adolfo Rodríguez Asensio. Se refirió al Muja como «la joya de la corona de los museos asturianos» y calificó el día como «muy bueno para la cultura asturiana». El alcalde de Colunga, Rogelio Pando, subrayó la importancia para la economía del concejo de las 150.000 visitas anuales que recibe el museo, así como la capacidad de éste para «poner a Colunga en el lugar que se merece».

«Quintín» tiene las claves

Los científicos extraerán los huesos del fósil rescatado el lunes en Quintueles, lo que facilitará la diferenciación entre las distintas familias de ornitópodos y terópodos

«Quintín», el fósil de ornitópodo rescatado en Quintueles, parece tener la clave para desvelar muchos enigmas del mundo de los dinosaurios. Al menos eso se desprende de las palabras del director científico del Museo Jurásico de Asturias (Muja) de Colunga, José Carlos García-Ramos, que ayer anunciaba una inminente investigación a fondo del fósil recuperado el lunes en Quintueles para conocer al detalle la fisonomía de los ornitópodos y sus diferencias de los terópodos.

Según García-Ramos, el equipo del museo ya ha encargado a un grupo de especialistas el cometido de cortar el fósil y extraer de su interior los huesos, todo a través de laboriosas técnicas científicas. «Liberaremos los huesos de la roca con agujas neumáticas y sustancias químicas para que puedan ser estudiados a fondo», anunció el investigador.

Esto permitirá identificar los huesos con más precisión, pues en la situación inicial sólo se reconoce un hueso largo, seguramente el fémur; una serie de huesos alineados que serían las costillas y otros restos óseos que inicialmente parecen varias vértebras. «De momento, no podemos dar más detalles porque no los sabemos», indicaron los investigadores, que ven en este esqueleto una oportunidad de distinguir rasgos entre las diferentes especies de dinosaurios. «Hay detalles de las huellas del terópodo que nos despistan porque se parecen a los de los menos comunes ornitópodos», añadió el director científico del Muja, dejando claro que estas dudas sólo se despejarán con esfuerzo investigador a lo largo de los próximos meses.