El análisis que hacen expertos desde Asturias del movimiento de Sánchez: anticiparse a las catalanas o absorber a Sumar

Sociólogos y politólogos consideran oportuno actuar para regenerar la democracia, pero también creen que Sánchez contribuye a su deterioro

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / Moncloa

Christian García / Carla Vega

Tres expertos en ciencias políticas y sociología explican a LA NUEVA ESPAÑA sus primeras impresiones tras la decisión del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, de dar continuar en el cargo. Dicha decisión pilló por sorpresa aparte de la sociedad española, que daba por hecha su marcha tras un insólito paréntesis de "cinco días de reflexión" que el jefe del Ejecutivo se tomó al poco de conocer la admisión a trámite de una denuncia penal contra su esposa, Begoña Gómez. Las movilizaciones en apoyo del Presidente protagonizadas este fin de semana por militantes y simpatizantes del PSOE habrían empujado a Sánchez a reconsiderar una denuncia, según su propia versión. Los expertos consultados apuntan que el Presidente pudo actuar movido por otras intenciones políticas: influir en las elecciones catalanas y europeas, las negociaciones para compartir el Gobierno vasco con el PNV o un movimiento táctico para ganar terreno a las formaciones situadas a la izquierda del PSOE.

El sociólogo Rodolfo Gutiérrez, catedrático de la Universidad de Oviedo, considera que la concentración protagonizada el sábado por miles de personas (12.500, según cálculos oficiales) ante la sede federal del PSOE en la calle Ferraz no deberían considerarse "movilizaciones sociales". "Suman poco más o menos la cantidad de cargos que tiene el partido", precisó. Rodolfo Gutiérrez considera que Sánchez, a quien define como "poco transparente", y su proceso de "reflexión" han contribuido a "polarizar aún más el escenario político en un acto que nos asemeja más al peronismo que a las democracias estándares europeas".

Si en algo se muestra de acuerdo el catedrático con Sánchez es en que la democracia corre riesgos, aunque por razones distintas a las esgrimidas por el Presidente. "Creo que él es el principal contribuyente a este riesgo. Sánchez ha dado un salto cualitativo en sus esfuerzos por enfangar la disputa política y la situación que tenemos ahora mismo en España, no parece que sea ajeno a esto".

Para el sociólogo, lo vivido este lunes refuerza la postura de los socialistas de cara a las próximas elecciones, tanto las catalanas como las europeas. "Han sido los primeros gestos de la propia campaña. Se reafirma el declive de los partidos más a la izquierda del Partido Socialista, por lo que presentarse como la única opción contra toda la derecha es la estrategia general. Aunque en asuntos de política siempre hay que ser prudente, parece que se aplicará este formato tanto en Cataluña como en Europa".

"No me sorprendió la continuidad. La razón principal que esgrimía para una posible dimisión no tenía el peso suficiente", señaló Azucena Álvarez, catedrática de Ciencias Políticas. Álvarez remarca algunos aspectos de su intervención, como la referencia al "punto y aparte" con la que Sánchez se refirió a una regeneración democrática. En su opinión, dicha regeneración "debe pasar por cuestiones evidentes": la separación de poderes –habida cuenta del conflicto y discusión existente entre el poder político y el judicial por su renovación–, la libertad de información y expresión, y el pluralismo político.

Álvarez también criticó la llamada del presidente del Gobierno para que "la mayoría social se movilice de forma continuada". Porque, para esta politóloga, esa mayoría "no es tal" y porque la democracia "no debería ser un estado de movilización constante". En ese sentido, se refirió a que ese tipo de procedimientos tienen un marcado carácter populista para generar una relación directa "entre el líder y el pueblo". También criticó que Sánchez hiciese referencia a una "supuesta democracia amenazada" en caso de que se hubiera consumado la dimisión: "La democracia española es lo suficientemente sólida como para soportarlo. Regenerar la democracia es reivindicar la estabilidad de nuestras instituciones", destaca Álvarez.

El emocional es otro aspecto destacado de lo acontecido en las últimas horas. Las referencias de Sánchez a su relación sentimental con su mujer, Begoña Gómez, favorecer, según los analistas, que el Presidente conecte de forma emotiva con el ciudadano. Sin embargo, para Álvarez, esta conexión es "espuria y no deseable", ya que "un político debe conectar en base a la racionalidad". "Cuando una persona muestra sus sentimientos se produce automáticamente esa reacción de empatía, pero la política debe discurrir por cauces de racionalidad y no del sentimiento", enfatiza la catedrática.

A decir de Azucena Álvarez, el movimiento de Pedro Sánchez "tiene un impacto evidente" en las cercanas elecciones catalanas: "Solo hay que ver las reacciones de los partidos independentistas, a quienes más les afecta que Sánchez haya ocupado el escenario político sin ser candidato". Según explica, pese a lograr apartar del centro a los candidatos rivales, podría transmitir una sensación "torticera" de encaminar la campaña. Además, advierte de que el efecto positivo que pueda tener de cara a movilizar al electorado socialista en Cataluña "puede revertirse a largo plazo", ya que "las elecciones son muy largas y el efecto de acercamiento puede desgastarse".

Para Jacobo Blanco, decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Asturias, las declaraciones de Sánchez han generado "más desconcierto que claridad para la ciudadanía", además de que "tampoco ha logrado levantar grandes pasiones".

Según esta opinión, la maniobra de Pedro Sánchez es percibida como "compleja". Y añade: "La gente quiere que los políticos resuelvan problemas". Aun así, matiza que, pese a que parte de la sociedad ha podido vivirlo con indiferencia o con un interés menor del planteado en un principio, parte de ella, especialmente entre la izquierda progresista –más allá del PSOE–, sí que ha podido participar "con más intensidad que otros sectores".

Para Blanco, que se muestra crítico con la estrategia de Sánchez y su equipo, dicha estrategia "ha generado muchas dudas". En su opinión se trata de "una maniobra muy planificada" y descarta la hipótesis de un arrebato emocional. "Viéndolo ahora, transmite planificación", señala. Y añade que, a su juicio, el Presidente "no parecía que necesitara reforzarse", aunque apunta a una posible motivación política y electoral: la absorción del espectro de la izquierda progresista. Según el decano de los sociólogos asturianos, actualmente existe una lucha dentro de la izquierda de la que Pedro Sánchez "querría beneficiarse para ocupar el espacio de organizaciones como Sumar". Apunta también al entorno independentista, al cual considera que los socialistas puede arrebatar apoyos de cara a las elecciones catalanas.

Otro apartado reseñable para él es el objetivo de la regeneración democrática. "Hace tiempo que se recurre desde la izquierda al lema de que viene la ultraderecha, un temor ante el que el Presidente ofrece una garantía de los derechos", expone Jacobo Blanco. De acuerdo con este analista, Sánchez tendría también en mente tomar cierta ventaja las negociaciones con el PNV para la formación del Gobierno vasco y de cara a los posibles acuerdos de investidura en Cataluña. En el aire, además, sigue coleando la ley de Amnistía y las próximas elecciones europeas, que suponen "un desafío importante".

Retomando el debate de una democracia en peligro, Blanco apunta que la democracia "como tal" siempre ha sido "un término muy manoseado". "Incluso en época de Pericles, cuando el sufragio se reducía al 20 por ciento de la población mientras el resto era esclava, se manipulaba su significado", destaca. En su opinión, la democracia española "no tiene visos de que esté en peligro", aunque matiza: "Estamos en una situación de convivencia que se asemeja a dos salas de cine con sendas pantallas paralelas. Cada una, con un 50 por ciento aproximado de espectadores con valores contrapuestos. Estamos siempre reforzando los bloques en vez de tender puentes. Aumentamos diferencias y caracterizamos de bueno y malo al contrario".

Para Blanco, en conclusión, el movimiento de Sánchez, así como otros anteriores, ha impuesto un marco moral "que impide deliberar". "Está todo más planificado de lo que parece", zanja el sociólogo.

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