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Fallece el trabajador que cayó de treinta metros de altura en un talud en Valdés

El blimeíno Agustín González Lorenzo, de 49 años y con un hijo, llevaba una semana trabajando en el tramo argayado

Fallece el trabajador que cayó de treinta metros de altura en un talud en ValdésGUSTAVO GARCÍA

Agustín González Lorenzo, de 49 años y vecino de Blimea, falleció ayer en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a consecuencia de los graves prolitraumatismos que sufrió el pasado lunes al caer desde unos 30 metros de altura mientras reponía una malla metálica de contención en la carretera N-634, en Valdés.

Otro compañero que estaba con él en el momento del accidente había sido atendido de un traumatismo en una pierna en el Hospital de Jarrio (Coaña), al que llegó por su propio pie. Se trata del segundo fallecido en accidente laboral este año.

Agustín González era muy conocido en Blimea, donde había trabajado durante muchos años como camarero en varios establecimientos hosteleros de la localidad, entre ellos la Casa del Pueblo. Actualmente, era operario en una empresa que se ocupaba estos últimos días de colocar una malla de seguridad en la carretera N-634 entre las localidades valdesanas de Castañedo y El Pontigón, donde había caído un argayo.

"Era muy trabajador y muy agradable", aseguraron amigos del trabajador fallecido, consternados tras conocer el fatal desenlace. Nacido en Blimea, seguía residiendo en la localidad de San Martín del Rey Aurelio. Agustín González tenía un hijo. Aún no ha trascendido cuándo se celebrará el funeral dado que antes habrá que concluir todos los trámites pertinentes en estos casos.

El accidente se produjo en el kilómetro 480 de la carretera de la costa, en una zona apartada en el interior del concejo de Valdés. Por razones que se desconocen y que están siendo investigadas, el operario se precipitó desde una altura de 30 metros, desde el talud a la carretera. Su compañero resultó herido al tratar de socorrerlo. Según explican en su entorno, ambos llevaban al menos una semana trabajando en este desprendimiento, dentro de las obras de conservación instadas desde el Ministerio de Fomento.

La empresa para la que trabajaba Agustín González Lorenzo era, según fuentes del sector, una firma muy solvente, de carácter familiar, también enraizada en Blimea, cuyos responsables "están muy sensibilizados en cuestiones de seguridad" y que ahora "están muy afectados" por el grave accidente.

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