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El campo asturiano es un filón

Mimar las marcas asturianas de calidad y ganar terreno en la transformación de nuestras materias primas, las claves de futuro | Expertos en agroalimentación ponen énfasis en la potencialidad de un sector que genera el 20% de todo el PIB regional

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Los retos de la industria agroalimentaria asturiana

El sector agroalimentario asturiano supone el 20% del PIB regional. Pura riqueza, pero poco valorada desde dentro. "Hay que perder el pudor de decir que uno es agricultor o ganadero. En este país el sector evolucionó y está lleno de profesionales muy bien formados", declaró ayer Víctor Yuste, director general del Foro Interalimentario.

La idea la refuerza Marcelino González, director general de la federación de cooperativas Campoastur: "se ha vivido mucho tiempo de espaldas al sector, y es hora de que sintamos orgullo de pertenecer a él, como ocurre en Europa".

Yuste y González participaron en un desayuno informativo en LA NUEVA ESPAÑA bajo el título "Los retos de la industria agroalimentaria: motor de la innovación y la economía", junto al director general de Desarrollo Rural del Principado, Jesús Casas; la presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias (FEDA), Belén Fernández, y el presidente de la Asociación de Celiacos del Principado (ACEPA), Carlos Celorio.

Por parte del periódico asistieron la directora, Ángeles Rivero;el gerente Eduardo Suárez, y la directora comercial, Luisa López.

Casas animó a huir de la idea de un sector agrario como si fuera un "hobby rural de fin de semana". "Estamos ante un sector industrial y económico en toda regla. Esto es pura economía, y donde hay economía hay territorio".

Para Belén Fernández "el problema asturiano de la demografía es muy grave". Jesús Casas asume que "la agricultura cada vez exige menos estar allí. Necesitamos menos mano de obra pero la que sobra no somos capaces de recolocarla" en otras áreas del sector agroalimentario. "Hay que poner en marcha estrategias de recolocación en el mundo rural". O buscar alternativas en la transformación de las materias primas, una asignatura aún por aprobar en Asturias. La paradoja es que "cuanto más primemos la actividad primaria, menos población vamos a fijar.

La única forma de mantener la población en un sitio es que esté muy a gusto en ese sitio". El argumento es que "la gente se va de los pueblos no porque no haya trabajo sino porque baja la calidad de vida".

Todos los integrantes del desayuno informativo en LA NUEVA ESPAÑA coinciden en el potencial del sector en Asturias, pero también en la necesidad de mejorar nuestra capacidad transformadora de productos, que es la clave para multiplicar la facturación. "De cien mil terneros de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tan sólo sacrificamos 25.000 en Asturias", y el resto se van para cebaderos de otras comunidades. En Asturias hay cebaderos pero se necesitan muchos más y de un tamaño que permita productividad.

"El gran problema de Asturias no es la calidad de nuestros productos, que es muy buena, sino la escasa concentración de esos productos" que es una dificultad para salir al mercado, explicó Víctor Yuste, director general de una entidad, Foro Interalimentario, compuesta por 22 empresas involucradas en un modelo sostenible de la transformación y la distribución alimentaria, entre ellas el gigante Mercadona. Entre todas ellas suman más de noventa mil trabajadores.

Carlos Celorio, presidente de la Asociación de Celiacos del Principado hizo hincapié en "la gran suerte que tenemos los asturianos con nuestro territorio" y en la necesidad de "impulsar y potenciar las marcas asturianas de calidad", que en ocasiones -dijo- no encuentran precisamente facilidades "por las imposiciones interesadas desde la Unión Europea". En materia de alimentos sin gluten "son los europeos los que nos imitan a nosotros".

La presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias, Belén Fernández López, puso el foco en la necesidad de mejorar los etiquetados de nuestros productos. "hay que llevar lupa a la tienda. Para una persona mayor es casi imposible leer lo que pone una etiqueta". Víctor Yuste reconoce que "es una laguna del sector". Todos creen que se evolucionará "hacia la simbología".

Marcelino González, de Campoastur, no tiene la menor duda de que "nuestro campo tiene futuro" y cree que algo que nos puede distinguir son las políticas de trazabilidad. "Nunca hemos estado tan seguros de lo que comemos como ahora. Es posible conocer hasta el abono que hemos echado a la tierra que va a ser el forraje de nuestro ganado", explicó. Una reivindicación por su parte a los ganaderos asturianos: "un productor de leche es un empresario como cualquier otro, que además sabe un montón de cosas, y que no somos conscientes de su esfuerzo".

El director general de Desarrollo Rural y Agroalimentación de la Consejería de Desarrollo Rural, Jesús Casas, está convencido de que "nuestro modelo futuro es el del ganadero con entre 150 y 300 vacas y con capacidad de transformación".

"Pero todavía existen muchas ganaderías con 15 o 30 vacas, en sitios donde no llega ni el camión cisterna", añadió Víctor Yuste, que anima a mejorar la eficiencia: "si gastas 120 euros en luz y tu vecino paga solo 100, mira a ver qué está fallando. En la cadena alimentaria es preciso eliminar todo lo que no aporte valor. Hacer daño a un eslabón, rompe esa cadena".

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