El sol pega con toda la fuerza del mediodía. Una unidad de soldados americanos se adentra en el bosque. Van charlando, bromeando, echando un cigarrillo... todo parece en calma. De repente, una granada explota en medio de la carretera y empiezan a salir soldados nazis de todas partes. Se desata un tiroteo: es una emboscada. Ésta podría ser una escena cualquiera de una batalla de la Segunda Guerra Mundial, salvo porque la escaramuza es seguida de cerca por más de un centenar de personas con sus móviles haciendo fotos y que el escenario es el parque de La Cebera, en Lugones (Siero).

"Es normal que engañe, todos los trajes y vehículos son originales o copias exactas", explican los organizadores de la primera recreación histórica del gran conflicto internacional celebrada en Asturias.

Tras los más de 15 frenéticos minutos de disparos y explosiones puestos en escena por los 80 recreadores que participaron en la cita, una cerrada ovación del público celebró la rendición de las tropas estadounidenses. Mientras los últimos "cadáveres" iban volviendo a la vida, un soldado de la organización, que ya había ido explicando paso por paso los pormenores del enfrentamiento, dio el pistoletazo de salida a lo que gran parte del público llevaba esperando desde el principio: "Pueden acercarse a los participantes y vehículos".

Éste fue el inicio de otra gran batalla. Aunque en esta ocasión, en vez de escopetas y balas de fogueo se disparaba con cámaras y teléfonos. El objetivo, muy claro: "Una foto con material auténtico de la Segunda Guerra mundial, una oportunidad casi única en la vida". Muchos hicieron blanco.

"Estoy que no quepo en los pantalones de la ilusión", reconocía Isaac Álvarez. Este aficionado al coleccionismo, no dejaba de mirar el Ford M8 que tenía delante: Un carro de combate original, que fue utilizado en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. "Poder estar junto a estos vehículos, armas, uniformes... Es increíble", repitió, al tiempo que destacaba el trabajo de la organización: "Fue todo muy entretenido".

Unos pasos más atrás, y un poco más alejado del trajín de flashes, José Ramón Fernández tampoco perdía coba. "Quedó muy bien. Impresiona tanto tiro y tanto ruido", confesó este aficionado a la caza al que, no obstante, no le gusta banalizar las armas. "Aunque han cambiado, sigue habiendo guerras; y la gente que las vive lo pasa muy mal, no como aquí, que cuando acaban, los soldados vuelven a ponerse en pie", reflexionó.

No sólo el público disfrutó del fin de semana ambientado en los años 40, también los recreadores. Unas 80 personas, la mayoría de Galicia, País Vasco, Castilla y León y Madrid fueron reclutados para la cita, que califican de "exitosa". "Nos han tratado muy bien y lo hemos pasado genial. Para ser la primera vez que se celebra ha estado muy bien", apuntó Elena Morín, enganchada a las recreaciones por su marido, y acompañada de otras parejas de recreadores y sus hijos. "A todos nos gusta. El problema es la pequeña, que no encaja muy bien cuanto 'matan' a papi", explicó con humor.

Plegado el campamento, y tras dos intensas jornadas, los participantes coincidieron en que "el año que viene se debería repetir". En es línea está Jorge Sandoval, propietario del búnker de El Cuetu y promotor de la cita, quien da por seguro que el año que viene volverá a haber recreación. "Si conseguimos más apoyos y la administración nos ayuda me atrevería a decir que podríamos doblar el número de participantes y vehículos", envidó el empresario, "muy satisfecho" con la acogida que tuvo la recreación.