Hacer el descenso del Sella siempre es un buen plan, ya sea con amigos o con la familia. O incluso solo. Pero para los amantes de los animales hay una forma de hacerlo aún más divertido: acudir con tu perro. ¿Cómo se comportará la mascota en la canoa? ¿Habrá riesgo para ella? ¿Es una locura? ¿Nos permitirá remar y acabar el recorrido? Son dudas lógicas la primera vez, pero que se disipan con rapidez una vez te introduces en el cauce del río Sella con tu amigo peludo a bordo de la embarcación.

Salvo que tu perro lo pase especialmente mal en el agua o tenga un comportamiento difícil de llevar o demasiado asustadizo, el descenso del Sella es un plan apto para realizarlo con tu mascota. De hecho, muchas de las empresas de alquiler de piraguas y canoas -por no decir todas- ya están preparadas para ello e incluso ofrecen servicios adaptados a las mascotas: chalecos salvavidas y packs de comida. Un indicativo de que, sin duda, el plan de aventura por excelencia en Asturias es más que propicio para disfrutarlo con tu mascota.

Descender el Sella con tu perro -o perra- supone una jornada de disfrute para todos, incluido el animal. Incluso para los que no suelen meterse en el agua: siempre les quedará la canoa para no tener que nadar. Hay empresas que tienen la opción de lanzarse al río a través de una rampa o tobogán, zambullendo a la canoa y sus ocupantes en el agua de forma más divertida. Para los que no quieran esta opción, también permiten una entrada en el río normal y sin sobresaltos. Pero si eres atrevido y crees que tu mascota es capaz de estarse quieta durante la breve "peripecia", no lo dudes: ver al perro poner cara de velocidad es impagable.

Una vez en el agua, pueden ocurrir dos cosas. Si tu perro es más temeroso hacia el agua, pemanecerá entre tus piernas, más agitado, más calmado o con algo de miedo, pero junto a ti. En cambio, si se trata de uno de esos canes adictos a los baños en el río o en el mar, existe la alta probabilidad de que actúe como Deva, la perra de la imagen de este reportaje. ¿Qué hizo esta mestiza con pinta de labrador? Pegó un brinco para saltar al agua nada más que la canoa (una K-2) tocó la superficie fluvial. Pero que no cunda el pánico, porque Deva, que se desenvuelve como pez en el agua, se puso en paralelo a la embarcación, moviéndose a toda velocidad para no perder el ritmo de la misma. Hasta que, una vez parados en una islita en mitad del río Sella, pudo volver a subir a bordo. Su impulsivo chapuzón inicial quedó como una gran anécdota para el recuerdo.

En cualquier caso, lo normal es que, al igual que le pasó a Deva, el perro se acostumbre a permanecer a bordo de la canoa pasado un tiempo. Al principio, si se quiere avanzar a cierto ritmo, hay que estar más pendiente del can para evitar que se mueva, desestabilice la canoa o se lance al agua. Pero poco a poco el trayecto irá ganando normalidad y lo más habitual es ir encontrándose con canoas donde también hay un perro a bordo. Y de toda clase: grandes, pequeñas, de razas más proclives al agua y otras menos "adictas" a los baños... Otro indicativo de que se trata de un plan genial.

Recomendaciones y preguntas para hacer el Descenso del Sellacon tu perro

  • ¿Es arriesgado para tu mascota? Evidentemente, el descenso del Sella no es una actividad exenta de riesgos, aunque para nada es peligrosa. Al igual que lo es para los humanos, lo es para los perros. Siempre puede volcar la canoa o producirse alguna lesión o algún rasguño por choques con rocas o ramas. En el caso de Deva, pese a su "locura" por el agua, terminó la aventura en perfectas condiciones, sin nada más allá de algún leve rasguño. Eso sí, tras completar el trayecto acabó derrengada. Y eso que no dio ni una sola palada... ¡Durmió como nunca en el viaje de vuelta a casa!
  • ¿Ocupa plaza en la canoa el perro? La respuesta es negativa. Y, de hecho, no pagan plaza en la reserva de embarcación. En el caso de Deva, una perra ya de cierto tamaño (32-33 kilos), navegó sin problemas en una K-2 entre las piernas de uno de sus dos ocupantes. Y lo hizo, indistintamente, en la parte delantera o trasera. Lo importante es que la mascota vaya con quien mejor la maneje y se sienta más tranquila.
  • ¿Qué servicios específicos hay para los perros? Depende de las empresas de alquiler de canoa, pero muchas de ellas ya tienen disponibles chalecos salvavidas para perros así como packs de comida, que ofertan junto al "lunch" que dan a las personas que bajan el Sella.
  • ¿Es imprescindible siempre el chaleco para tu perro? Rotundamente no. De hecho, si tu perro está acostumbrado a desenvolverse en el agua y es buen nadador, es recomendable no ponerle el chaleco para que no le reste movilidad. El chaleco, en cambio, sí es más recomendable para perros pequeños o menos adaptados al agua. Se trata de un elemento opcional y más que innecesario en el caso de muchos perros que bajan el Sella con sus dueños.
  • ¿Es bueno tener atado al perro? En la medida de lo posible hay que evitarlo. Y, sobre todo, no amarrarlo a la canoa, puesto que en caso de que vuelque o sufrir algún que otro percance supondría un peligro para la mascota, que es mejor que nade libremente si se produce un incidente de este tipo a que permanezca atado a la embarcación y pueda ser golpeado por esta.
  • Un posible truco. Si a tu mascota le cuesta mucho estarse quieta y tienes miedo a que le vaya a ser más difícil permanecer a bordo de la canoa, una opción interesante es llevarle alguna pelota o alguno de sus juguetes favoritos para que lo tenga a bordo.
  • Precaución. En el caso de realizar una parada y de que el perro esté bañándose en el río, hay que tener cuidado de que no lo haga en zona transitada por canoas y, especialmente, donde éstas adquieren más velocidad. En temporada alta, como verano, el sella está masificado. Es clave evitar que pueda ser atropellado por alguna de las embarcaciones y, para eso, hay que buscar, para que se bañe, alguna parte del trazado con menos tránsito.
  • ¿Es posible completar el recorrido con tu perro a bordo? Salvo sorpresa, se puede realizar en el tiempo que permiten las casas de alquiler de canoas. Del río Sella hay que salir antes de las 18.00 horas, hora estipulada tras un acuerdo con los pescadores. Con Deva, el recorrido completo (más de 14 kilómetros desde Arriondas a Llovio) se hizo más rápido de la media: en poco más de tres horas (lo habitual es que las familias y grupos superen las cuatro horas). Y se hizo parando para que se pegase un baño en alguna poza y con un descanso para comer tranquilamente. Porque, más allá del tiempo o de ir más o menos rápido, lo importante para bajar el Sella es pasárselo bien. Y, en este caso, que también disfrute el peludo o la peluda de la casa.