El sector turístico ha salvado las cuentas del verano por los pelos. El mes de agosto, siendo peor que el del año pasado, ha permitido compensar parcialmente los malos datos de julio. Pero aún así, el nivel de ocupación entre enero y julio ha sido el 7,5 por ciento inferior al de un año antes, arrastrando al resto de indicadores: precios, restauración, turismo activo, proveedores, transporte, etcétera. Oviedo registró el peor comportamiento de toda la región.

Una encuesta realizada entre casi 70 establecimientos ha arrojado como resultados que se ha pasado de un 77 por ciento de ocupación en julio de 2017 a un 68 en este año, y en agostó se pasó del 89 al 87 por ciento en el mes de agosto.

Los empresarios enmarcan la caída de visitantes en el retroceso registrado en el conjunto del país, pero a esta tónica general añaden el mal tiempo y la competencia desleal, que abarca desde el alojamiento hasta la restauración. La patronal evita acusar al Gobierno regional de abandono, pero reclama al Principado y a los ayuntamientos un "apoyo y una apuesta seria" por el turismo, con un proyecto y un modelo claros y una viceconsejería que dependa de Presidencia del Gobierno regional para impulsar el sector.

La mesa de turismo de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) presentó ayer el balance estival del sector en Asturias. Según explicó Fernando Corral, vicepresidente de la patronal del sector (OTEA), la ocupación en alojamientos turísticos registró una caída interanual en julio del 9 por ciento, y un 2 por ciento en agosto, lo que también provocó una caída de los precios. En el caso de los campings, la ocupación media no llegó al 60 por ciento en julio y se quedó en el 85 en agosto. El turismo rural registró un 60 por ciento de alojados en julio y del 94 por ciento en agosto.

Este descenso en el número de turistas se trasladó también a la restauración, con una merma de clientes de entre el 5 y el 13 por ciento, según las áreas geográficas de la región. Javier Martínez, vicepresidente de OTEA, apuntó a la competencia de numerosas actividades paralelas (carpas que incluyen venta de comida y bebida) como una de las razones fundamentales de la caída de comensales en los negocios asturianos. Y expuso como ejemplo Gijón y la celebración de la Semana Negra, Metrópoli y otra gran cantidad de eventos que aglutinan mucho público pero que restan actividad a los restaurantes de los lugares en los que se celebran. Martínez remarcó que el Principado basa la promoción turística en el paisaje, la naturaleza y la gastronomía. "Si nos dedicamos a potenciar el consumo en actividades paralelas, perdemos calidad".

Julio Bobes, presidente de la Asociación de Turismo Activo, indicó que el mal tiempo provocó numerosas cancelaciones en julio, aunque agosto permitió compensar al alargarse la temporada hasta finales de mes. "La meteorología nos ha condicionado desde Semana Santa", afirmó.

Oviedo registró los peores resultados turísticos. Según la patronal, en agosto, que fue el mejor mes, pasó de un 90 por ciento de ocupación en 2017 al 84 en este ejercicio. Fernando Corral reclamó un esfuerzo para recuperar el turismo de congresos durante el año y la organización de actividades festivas, como conciertos y exposiciones, que atraigan a turistas durante los meses de verano. También añadió que la capital del Principado "sufre de manera muy concreta la competencia desleal de pisos turísticos ilegales".

José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal OTEA, vicepresidente de FADE y coordinador de la mesa de turismo de los empresarios, fijó los retos inmediatos del sector: "Batallar y controlar los pisos turísticos ilegales; que se convoquen nuevas acreditaciones de guías turísticos para evitar el intrusismo; frenar la proliferación de autocaravanas en lugares no habilitadas para ellas; conectividad aérea, ferroviaria; conexiones tecnológicas en el área rural; acabar con los macrobotellones, y un modelo turístico de calidad y con proyección.