La familia de José Emilio Menéndez tiene muchas preocupaciones pero también un gran alivio. La del cariño expresado en la intimidad y en plena calle por quienes conocían al comerciante gijonés. Les han llegado al corazón los mensajes y símbolos que gente anónima ha dejado estos días en la tienda cerrada de la calle Concepción Arenal de Avilés. Y por eso ayer dejaron acompañándolos su propio texto manuscrito de gratitud: "Muchísimas gracias a todos y todas por hacernos sentir tan orgullosos de haber compartido la vida con alguien tan especial y querido. De todo corazón. Meyi y David".

En la balanza de sus pesares está el que nadie les avisara antes del estado de José Emilio. "Tuvimos que ir nosotros hasta allí, pero mi marido tenía toda su documentación con él, su teléfono...", no lo entienden. Tampoco otros fallos como las primeras esperanzas de que estaba vivo, las informaciones oficiales que les dieron de que al chófer le había dado un ataque al corazón, o el distinto trato que tuvo la empresa con algunos fallecidos "que es posible que fuera por un malentendido, y nos han pedido disculpas".