Primer sábado en la fase 2 de la desescalada. Las previsiones meteorológicas se cumplen: Asturias amanece bañada por un sol de justicia. Es hora de coger los bártulos, subirse al coche con la familia o los amigos, toalla en ristre, y a la playa. Ayer fueron muchos los que eligieron el arenal de Rodiles como primera opción para pasar un día de asueto y darse un baño en el Cantábrico. Sin embargo, la misma meteorología finalmente no acompañó. La niebla hizo acto de presencia alrededor de las diez y media de la mañana y permaneció durante toda la jornada. Aun así, los accesos al arenal fueron un continuo ir y venir de coches durante toda la mañana. Guardia Civil y Policía Local de Villaviciosa hicieron guardia durante horas para controlar la entrada de coches y, en caso de que la zona se saturase, cerrar el acceso rodado. Finalmente, no hubo que recurrir a ese extremo. La niebla hizo que muchos se marchasen antes de lo previsto y que otros, al llegar a la playa villaviciosina, dieran la vuelta.

No obstante, el tráfico fue elevado durante las primeras horas de la mañana. El trasiego de coches no cesó, para sorpresa de muchos. Quienes recalaban en el arenal con vistas a pasar una jornada en familia, como una pareja de Nava que acudió a Rodiles con sus hijos y que, nada más aparcar, decidían si quedarse en la playa o volver por donde habían venido. "Hay muchísima gente, parece un día de agosto. No sabemos qué vamos a hacer porque queríamos estar tranquilos", comentaba la mujer, que consideraba "positiva" la medida de cortar el tráfico cuando se completase el aforo. "Es lo mejor que se puede hacer ahora. Es la única forma que tienen de controlar la gente que va a la playa", comentaba.

En el área recreativa, familias y grupos de amigos reservaban su espacio para pasar una jornada de ocio al aire libre. Allí permanecía un grupo de amigos de Avilés que llevaba desde el viernes por la tarde en Rodiles, en autocaravana. "Ayer (por el viernes) hubo problemas porque no entraban las autocaravanas en el espacio reservado. Parecía un día de verano normal. Daba la sensación de total normalidad. La gente jugando a las palas, pero eso sí, se mantenía la distancia, la que se podía", concretaba Ángel Serrano, quien acudió al arenal junto a Ruth Torres, Yerai García y Dalila Serrano. En cuanto a las medidas de restricción de accesos, incidía en que "todo lo que se pueda hacer para evitar aglomeraciones está bien".

Una pandilla de jóvenes gijoneses también optó por Rodiles para pasar la jornada del sábado. A su juicio, las medidas restrictivas de aforo eran "razonables", aunque también las consideraban no del todo justas. "Si aquí no dejan pasar a gente que no sea residente, tendrían que hacer lo mismo en Gijón y en otros sitios. Al final lo que hay que preguntarse es: ¿De quién es esta playa?", comentaba Gonzalo García. Uno de sus amigos, Javier Pablo Abelairas, habló del problema logístico de las playas asturianas para el control de los bañistas: "En la mayoría de los arenales de Asturias el problema no es tanto el aforo sino la falta de aparcamiento. Lo difícil es en calas pequeñas. Aquí, con un poco de control, se puede llevar bien. Que cierren la entrada cuando ya no caben más coches está bien, así se evita estar dando vueltas sin sentido".

En el arenal, la niebla fue la protagonista, así como la distancia de seguridad entre los bañistas. La amplitud de la playa de Rodiles hizo posible que los usuarios respetasen las normas sin mayores inconvenientes. Con el sol oculto, la afluencia se resintió y los cuerpos de seguridad no tuvieron que cerrar la carretera esta primera jornada.