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El pronóstico

La tercera ola aún puede esconder cartas

La evolución de casos encaja con la hipótesis de una onda suave en Asturias, pero es pronto para afirmarlo

Uno de los pasillos de acceso a una de las UCIs del HUCA. | IRMA COLLÍN

Los modelos matemáticos de evolución de una pandemia proyectan el futuro posible a la vista de la información que se conoce, no pueden predecir lo impredecible, los “cisnes negros”, ni las bolsas de contagios que súbitamente afloran, como ocurrió con anterioridad en los geriátricos. Como ya afirmamos, nos movemos en un terreno en el que caben múltiples escenarios.

La ola aún puede esconder cartas

Los datos actuales encajan con la hipótesis de una tercera ola menos agresiva de lo que estamos viendo en el conjunto del país. El modelo, dentro de esa hipótesis suave, prevé que a finales de febrero ya se hayan superado los peores momentos de esta embestida del virus. Sin embargo hay factores que aún no están claros: por ejemplo, buena parte del peso de los casos corresponde al gran brote de Grado, en aparente situación de control, por lo que cabe la posibilidad de que también esa evolución del brote esté determinando gran parte de la dinámica de la onda. Cabe también que, suprimiendo esos datos, estemos asistiendo al inicio de una tendencia creciente en el conjunto de Asturias que vaya a disparar los casos en un futuro próximo.

De ahí que tener claras las medidas de actuación resulta fundamental, así como anticiparse para frenar contagios. Hay factores que complican la situación de Asturias, como la vulnerabilidad de su población, altamente envejecida, o la capacidad de estrés de su sistema sanitario, aún arrastrando consecuencias de la segunda ola. La pandemia nos ha enseñado que podemos atinar con su evolución futura, pero también que esconde cartas que pueden resultar fatales.

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