La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Persiguiendo al virus más huidizo: 110.000 asturianos rastreados en cuatro meses

El equipo de rastreo ha investigado el origen de 26.000 contagios desde septiembre | La tasa de éxitos crece indagando en los siete días previos

María José Villanueva, ayer, en una reunión con parte de los coordinadores del equipo de rastreo. | L. Murias

Número oculto. Atención. Puede ser cualquiera. También puede ser un rastreador.

–Hola, mi nombre es Alexia y le llamo porque...

Sucedió ayer mismo y sucede a diario. En los últimos cuatro meses y medio, esta llamada se ha repetido unas 110.000 veces en Asturias. Sí, casi 110.000 personas –en realidad menos: algunas han repetido– han sido contactadas para comunicarles que han mantenido un contacto muy cercano (“estrecho”) con otra que ha dado positivo, que está infectada de coronavirus, y esto obliga a indagar si en su entorno más próximo hay otros infectados que hayan podido contagiarle a él o puedan transmitir el virus de origen chino a otros.

“Se han realizado tantos rastreos como casos de coronavirus se ha diagnosticado desde el pasado mes de mayo”, explica María José Villanueva, coordinadora de programas covid de la Consejería de Salud y responsable del equipo de rastreadores.

Las tareas de rastreo están consideradas como una pieza básica en la lucha frente al covid: “La clave del control de la pandemia es la cuarentena de los contagiados y sus contactos, no las PCR”, asevera la doctora Villanueva. Por eso el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han fijado la trazabilidad como uno de los parámetros esenciales en el control de la pandemia.

Se entiende por “trazabilidad” el porcentaje de casos confirmados que son a su vez contacto de caso previo. O sea, de casos de origen conocido. Se va controlando ese porcentaje en los últimos siete días. El de Asturias es ahora del 64,5 por ciento, lo que sitúa el nivel de riesgo en el segundo tramo de un total de cuatro escalones. “El índice de trazabilidad es mayor en las localidades más pequeñas porque las posibilidades de relación personal son más restringidas y están mejor identificadas”, afirma María José Villanueva.

Médica de urgencias y de UVI móvil, la doctora Villanueva se incorporó a su actual responsabilidad el pasado mes de agosto. Desde principios de septiembre, su equipo ha activado una búsqueda de fuentes de contagio en 27.525 ocasiones. Esa es la cifra de casos positivos que han investigado en estos cuatro meses y medio. En total, han sido llamados –hasta ayer por la tarde– 109.590 contactos estrechos de esos infectados (no se incluyen residencias de mayores).

Cuando la segunda ola bajó, en vez de adelgazar el equipo se optó por intensificar las labores de rastreo: en vez de revisar los contactos de riesgo de las 48 horas anteriores, se alargó la vista hasta los cinco e incluso los siete días previos al inicio de los síntomas. Es lo que se llama “retrorrastreo”, y se aplica partiendo de la voluntariedad de la persona contagiada y con la ayuda de una entrevista ampliada. Se le pregunta por las reuniones sociales, familiares y laborales de esos días, y si han estado en lugares como: cafeterías, restaurantes, centro comerciales, iglesias, tanatorios, gimnasios... Así se identifican espacios de contagio y se constata si esa persona ha provocado contagios con anterioridad, mientras era asintomática. “Sirve para obtener más información sobre los brotes y los lugares en los que han surgido”, indica la doctora Villanueva,

“El retrorrastreo da frutos en forma de aumento de positivos y de un mayor porcentaje de trazabilidad. El rendimiento es mucho más alto que el de los cribados masivos, porque te diriges a una población muy concreta”, enfatiza la coordinadora de programas covid de la Consejería de Salud. Y concreta que los cribados desarrollados en determinadas franjas de población de Oviedo, Gijón y Avilés arrojaron un 0,5 por ciento de positivos. En el retrorrastreo, los contactos de entre tres y cinco días previos a los síntomas dan un 8 por ciento; y los de los seis o siete días previos, una tasa de positividad del 7 por ciento.

María José Villanueva, ayer, en una reunión con parte de los coordinadores del equipo de rastreo. En la pantalla, arriba, desde la izquierda, Tatiana Cuartas, César Naves y Alejandro Ezama. Debajo, Alicia Rivera y Tona Herrero. | L. Murias

¿Cómo entenderse con un senegalés que solo habla su idioma?

Un caso clásico de búsqueda complicada del origen del contagio se produce cuando la persona que da positivo habla un idioma muy poco conocido. En Asturias ha sucedido con una familia senegalesa. Los afectados por el coronavirus solo hablaban una variante del idioma de su país. “Lanzamos un llamamiento a todos los rastreadores y afortunadamente apareció una chica de origen senegalés que pudo hacerse cargo”, relata la responsable del equipo de búsqueda.

Los complejos brotes de dos locales íntimos de Gijón y del Sporting

Uno de los brotes más complicados de investigar fue el surgido el pasado mes de septiembre en dos locales de ambiente íntimo de Gijón. ¿Problema? La negativa de muchos clientes a reconocer que habían estado en esos establecimientos. También ha planteado muchas dificultades el foco que estas semanas atrás afectó a varios futbolistas del Sporting, debido al entrecruzamiento de líneas de transmisión y a las evasivas de algunos contagiados a la hora de facilitar pistas.

El caso positivo con más vida social: 42 contactos estrechos

El promedio de contactos estrechos por cada caso positivo ha disminuido en los últimos meses. “Antes era de seis; con las nuevas restricciones de movilidad ha bajado a cuatro”, señala la doctora María José Villanueva. Se han dado casos de personas con una vida social muy intensa. Alguno llegó a declarar 42 contactos estrechos en las 48 horas previas. Estas situaciones surgen en ámbitos concretos y repetitivos, que suelen ser fiestas y clubes deportivos.

Un equipo de casi 340 personas, 180 de ellas trabajadores sociales

La pandemia de covid-19 ha obligado a crear equipos dedicados específicamente a buscar al coronavirus a golpe de llamada telefónica. En Asturias, el grupo creado por la Consejería de Salud empezó el pasado mayo con 85 integrantes. Hoy está configurado por casi 340 miembros: 190 rastreadores civiles (de ellos, 180 trabajadores sociales), 120 militares desde el cuartel de Cabo Noval (Siero), 11 administrativos, 11 coordinadores de área y 6 supervisores.

“La cuarentena es tan importante como las PCR para el control de la pandemia”

“Las cuarentenas son tan importantes como las pruebas PCR para controlar la pandemia”, destaca María José Villanueva, responsable del equipo de rastreadores del Principado, quien puntualiza que los test diagnósticos “también son decisivos para detectar casos nuevos y aislar a los contactos”.

Las ocho áreas sanitarias están agrupadas en cuatro zonas de búsqueda. Cada día, a primera hora, se comunica a los rastreadores los casos positivos del día anterior, se los distribuyen y empiezan su trabajo. Las palabras mágicas para ellos son “contacto estrecho”. O sea, personas que hayan estado cerca del nuevo infectado en las 48 horas previas al inicio de los síntomas (en el caso de los asintomáticos, previas al momento del diagnóstico), a una distancia inferior a dos metros, durante más de 15 minutos y con al menos uno de ellos sin mascarilla de protección.

Cuando surge un positivo, a sus convivientes se les llama en las 24 horas siguientes y se les hace una PCR al principio y otra al décimo día para levantar la cuarentena. A los contactos estrechos que no son convivientes solo se les hace el test al décimo día.

Compartir el artículo

stats