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Asturias apaga sus escaparates entre la resignación y la necesidad: "La ciudad se va a quedar muy triste"

Los comercios afrontan ya las restricciones impuestas por el Ejecutivo reconociendo el ahorro que supondrá en la factura de la luz pero temiendo el impacto en las ventas

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El Gobierno apaga los escaparates asturianos: Entre la resignación y la necesidad, pero con tristeza Nicolás Fernández (Oviedo) / Sarah Manzaneque (Gijón) / María Fuentes (Avilés) / Érika Ferraro (Langreo)

El decreto del Gobierno central que establece las restricciones de ahorro energético entra mañana en vigor y obliga a los comercios a apagar a las 22.00 horas sus escaparates. Muchos ya aplican la medida que desde esta noche será ineludible. Las opiniones en el sector son variopintas: hay quienes reconocen que es la única manera de lograr que el encarecimiento de la energía afecte menos a sus cuentas; otros consideran que repercutirá en las ventas, y están también los que ven "inútiles" las limitaciones y reclaman otras alternativas. Sea como sea, todos coinciden en que las calles asturianas se verán más "tristes" y desangeladas. A media luz.

Una ciudad triste

Los escaparates ya no contribuirán al iluminado de Oviedo. "Muchos no las quitaríamos si no fuera obligatorio", afirma Cruz Rilo, dueña de la herboristería By Capella, en la céntrica calle Magdalena. También piensa así la propietaria de otro negocio en esa misma ubicación, Vanesa Solís. En El Antiguo Iriarte vende calzado, ropa y complementos, y cree que su escaparate se va a quedar muy triste sin las luces por la noche: "A oscuras no se ve nada de lo que hay en él, la gente ya no se va a parar cuando esté cerrada la tienda". 

La seguridad ciudadana también es otro de los argumentos alegados por las comerciantes, que opinan que los escaparates iluminados ayudan a que las calles no se queden oscuras tan temprano. "Se va a quedar la ciudad muy triste, sobre todo en zonas donde escasean las farolas", afirma Rilo, que cree que la iluminación ayuda a que sea más segura la calle. "Ahora nos vamos a dar cuenta de lo que iluminan los escaparates", añade Solís. Los dueños de los negocios explican que estas luces funcionan con temporizadores programados, y que solamente han tenido que ajustarlos para que ahora se apaguen a las diez de la noche, como indica la norma. 

El lado bueno: menos meadas de perro

Pero no todos ven mal la medida. Algunos, de hecho, ya se habían adelantado a ella, como Nuria Fernández, dueña de la tienda de calzados La Jaula, que hace esquina en la calle Independencia. "Desde que hace unos meses empezó a subir la factura de la luz, por lo que decidí dejar las luces del escaparate apagadas cuando cerraba la tienda a las ocho", explica. Es consciente de que mucha gente se para a mirar las tiendas cuando pasea de noche, pero incide en que "hay que recortar y no compensa tenerlas encendidas por esa clientela potencial". Además, cuenta entre risas que desde que las tiene apagadas tiene menos meadas de perro en la entrada: "Eso es que las personas que salen a pasear al perro ya no se paran a mirar el escaparate". 

El factor ahorro

Fernández especifica que ha notado muchísimo el incremento del gasto energético: "He pasado de pagar 140 a 340 euros". Por eso, ahora está mucho más pendiente de dejar todo desenchufado cuando cierra la tienda (como por ejemplo las regletas donde hay varios enchufes conectados) y tener las menos luces posibles encendidas, como precisamente las del escaparate.

Lo mismo opina Cruz Rilo, que cree que cada empresario sabe gestionar sus gastos sin necesidad de estas imposiciones. "Yo ahora tengo la luz de la parte de atrás de la tienda apagada, solo la enciendo si entra algún cliente que quiera mirar esos productos", explica. Además, ya no tiene todo el día la luz del escaparate encendida porque a muchas horas es suficiente con la luz solar para que se vean bien los productos expuestos. "Los primeros interesados en ahorrar somos nosotros, los que pagamos la factura de la luz, si no se necesita se apaga", sentencia. 

 "Que prediquen con el ejemplo"

Otros son más radicales al respecto, y ven esta norma como "una tomadura de pelo". Es el caso de Mercedes Mérida, que es dueña de Organic, una tienda de productos ecológicos. "Al final siempre se empieza atacando a los pequeños negocios", afirma, para añadir que los políticos "no predican con el ejemplo": "No me creo que en sus despachos vayan a tener el aire acondicionado a la temperatura que dice la norma". 

En esa misma línea está Juan Iglesias, de la tienda de deportes de montaña Cavana, en la calle Marqués de Pidal, que define la medida como "quitar el chocolate del loro": "Es una chorrada, se puede recortar en cosas mucho más importantes que de verdad contribuirán a que se ahorre, y no esto que son detalles mínimos". Por ejemplo, cree que deberían empezar las medidas por todos los edificios públicos. 

Por su parte, Pilar Suárez, de la tienda de ropa y complementos Dry, también en la calle Marqués de Pidal; no le da tanta importancia a las luces del escaparate como a la medida sobre la temperatura de los comercios. La nueva norma impone que la refrigeración no podrá estar por debajo de los 27 grados y la calefacción por encima de 19. "Lo veo ilógico, no puedes tener una tienda de ropa con calor en verano o con frío en invierno, porque a la gente no le apetece probar la ropa", protesta. 

"Una medida para encerrarnos en casa"

Yolanda Vázquez Martínez, dueña de la juguetería Venus en Avilés sostiene que las medidas incorporadas al real decreto de ahorro energético no le gustan "en absoluto y tampoco le veo mucho sentido, especialmente cuando se está derrochando energía en otros asuntos y no se les pone medida o solución". "Además, los escaparates dan mucha claridad a las calles, yo no creo que sea una decisión que persiga rebajar el consumo, sino para encerrarnos más en casa. Tendré que acatarla porque si no me multan, pero sigue sin gustarme. Espero que las asociaciones de comerciantes se rebelen contra ello y que dure lo menos posible", aseveró

El debate de la seguridad

Más favorable se muestra Agustín Hernández, titular de una peluquería en el barrio de Sabugo: "Creo que la medida está bien. Todo lo que sea contribuir con la causa y ahorrar es un beneficio que a los pequeños negocios nos va a venir estupendamente porque el precio de la luz es insostenible. También es cierto que hay quienes dicen que los escaparates al iluminar las calles pueden tranquilizar a los viandantes, por ello creo que tiene que haber medidas para todos en ese sentido y deberían dejarlo a elección propia y no imponerlo. No obstante, para quitar la inseguridad ya están las farolas".

Florentino Menéndez, dueño de una tienda de moda joven en Avilés cree que "cuanta menos luz, más inseguridad; eso sin duda, aunque está bien para el ahorro energético. Todo lo que sea ahorrar puede ser una medida oportuna. No obstante, las tiendas daban mucha iluminación a las calles. Desde ahora, se verán muy tristes los escaparates por la noche y es posible que afecte al turismo."

Efectos en las ventas

"¿Por qué tengo que apagar la luz del escaparate a las 2 de la mañana y la Plaza del Ayuntamiento sigue encendida?", se cuestiona Sandra Saiz, dependienta de la tienda Repoker, horas antes de tener que apagar la iluminación de su escaparate ante la nueva medida del Gobierno como parte del plan de ahorro energético. La joven, desde el local situado en la Plaza del Carmen, señala con convicción su postura ante la entrada en vigor de la nueva orden que afecta con creces a los comerciantes: "Está bien que tomen decisiones, pero éstas deberían estar más estudiadas porque lo más probable es que suframos la pérdida de clientes, los afectados siempre somos la hostelería y el comercio". Saiz, uno de los afectados con las medidas de Sánchez, afirma que "mucha gente pasa por la noche delante del negocio y ve ropa que le llama la atención, sin luminosidad no sabrán ni cuál es la temática de la tienda."

"No tendría por qué perjudicarnos"

El director de la Óptica Navarro de Sama, Alberto Pintos, afirma que su empresa tiene "un programa informático que apaga todas las luces". "Nosotros estamos adhiriéndonos a la ley. No obstante, al ser un sector sociosanitario estamos exentos, pero por protocolo de la empresa nos ajustamos a la normativa", asegura. No obstante, reconoce que "a título personal diría que vas por la calle y es una pena que los escaparates estén tan a oscuras, pero es una medida y hay que cumplirla". Por su parte, Aurora Braña, empleada de la mueblería Ayalga, en Sama, constata que "no nos veremos afectados, quizá lo notemos un poco más en invierno, pero en principio no tendría por qué perjudicarnos". 

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