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El día después de una (inesperada) visita Real en un bar de Cudillero: "Casi nos da algo al ver a los Reyes entrar"

"No hubo ni una llamada, empezamos a ver coches sin parar. Vimos bajar al Rey de España", cuentan en el hotel-restaurante pixueto en el que pararon los monarcas de camino a Cadavedo por la indisposición de la Princesa

Ainhoa Fernández y Julia María Fernández, en la habitación donde descansaron la Reina Letizia y la Princesa de Asturias. A. M. Serrano

Ballota y Cadavedo son como pueblos hermanos. Uno del municipio de Cudillero, otro del concejo de Valdés, pero ambos unidos porque se encuentran muy cerca. Están separados por solo nueve minutos si se circula en coche por autovía y es habitual que los vecinos de uno y otro enclave "tengan lazos", como dicen en Ballota.

El sábado, día de entrega del premio "Pueblo ejemplar" a la parroquia de Cadavedo, Ribón y Villademoros, en Ballota la jornada parecía tranquila. "Esperábamos que nos cayera algo más de trabajo porque estamos muy cerca de Cadavedo, ¡pero no esto!", confiesa Ainhoa García, una de las propietarias del restaurante y hotel Casa Fernando. "Esto" fue la inesperada visita de la Familia Real casi al completo.

"No hubo ni una llamada", cuenta sorprendida Ainhoa. "Yo empecé a ver coches llegar sin parar y salí; cuando se bajó el mismo Rey de España de uno de ellos casi me da algo; quedé pasmada", recuerda con una sonrisa. Después, todo pasó muy rápido. Fue Felipe VI quien salió primero del coche oficial y explicó el contexto. "La Princesa y la Reina están un poco indispuestas", expresó el monarca según Ainhoa García.

La Princesa de Asturias y su madre, Doña Letizia, subieron sin dilación a una habitación, en concreto a la número 14 del hotel, ubicada en el primer piso, justo al pasar la escalera a la derecha. El servicio no fue cortesía de la casa, como creyeron entonces muchos clientes, porque esa estancia estaba ocupada desde la noche del viernes por una mujer que resultó pertenecer al grupo de seguridad de la Casa Real, según los propietarios del restaurante: "Era una escolta". Llamó para reservar el jueves por la tarde. "Nosotros no sabíamos quién era; ella el sábado estuvo aquí toda la mañana", dice la dueña del restaurante.

La Princesa de Asturias estuvo en la habitación unos quince minutos, según los testigos. Ainhoa García ofreció al Rey, que en un momento dado subió a verlas, "una manzanilla, una tónica o agua para su mujer e hija, pero me dijo que no porque le parecía que ya se encontraban mejor", apunta García.

La Familia Real, ayer, con los vecinos y empleados de Casa Fernando (Ballota, Cudillero). | Reproducción de S. A. S. A. / A. M.S. / P.Á.

Felipe VI sí aprovechó la estancia en el bar para preguntar por la afluencia de clientes durante el verano y la llegada de peregrinos. También conversó sobre el tiempo: "Nos dijo que habíamos tenido un buen verano", indica la mujer que recibió la inesperada visita real. "Y probó una rapa que teníamos hecha", apunta la vecina de Ballota.

La Familia Real no quiso ningún refresco pese a la insistencia de los hosteleros. En un momento, pidieron una foto a Doña Letizia y la Reina marcó el camino: "Mejor posamos con todos", dice Ainhoa García que apuntó la monarca. Y así fue como la Princesa de Asturias, "que estaba algo pálida, a mi parecer", se hizo la que fue la primera imagen compartida en público por vecinos de Asturias durante la jornada de la entrega del premio "Pueblo ejemplar". Ahora, en Casa Fernando, en Ballota, esperan que esta anécdota revierta en popularidad y en volumen de facturación. "Hoy tenemos el comedor lleno", decía con ilusión Julia Fernández, también propietaria. "Y falta nos hace porque creemos que vienen un invierno muy duro" concluyó Ainhoa García.

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