Las medallas de oro de la Universidad: "Hoy la institución es más importante que nunca para transformar una sociedad infantilizada, con bailes tiktokeros e ignorante"

Los premiados llaman a zanjar la polémica de Minas y "cooperar entre instituciones" para cuidar "la única herramienta que tenemos en Asturias para mejorar"

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

El Rectorado de la Universidad de Oviedo está "trabajando", sin tener aún una decisión tomada, en la posibilidad de aumentar las plazas de nuevo ingreso de Medicina de 150 a 173 para atajar la escasez de profesionales sanitarios. Así lo aseguró ayer Ignacio Villaverde, tras ofrecer el Ministerio de Sanidad hasta 49.000 euros por cada plaza de estudiante que se incremente en el primer curso de grado. "Estamos viendo qué capacidad tiene nuestra Universidad de aumentar esas plazas. Para ello, estamos hablando con la Consejería de Salud, con el objetivo de llegar a un gran acuerdo", manifestó.

Hasta ahora, el Rector veía "inviable" un aumento por su alto coste. La aportación económica que ahora ofrece el Ministerio puede ser una solución, siempre y cuando no afecte a la calidad formativa. "Para nosotros es un compromiso irrenunciable que los profesionales alcancen la más alta calidad", dijo.

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Público asistente al acto, como, en primera fila, Marcelino Marcos Líndez, Javier Fernández y Aníbal Vázquez / Luisma Murias

Contó el empresario Lalo Azcona, en el acto de entrega de las medallas de oro de la Universidad de Oviedo, que cuando ayer iba caminando por Uría en dirección al paraninfo del edificio histórico a la cabeza le vino "un libro precioso" de Hemingway: "El viejo y el mar". "Era un viejo –resumió– que salía a pescar solo cada mañana en el Gulf Stream y que hacía 84 días que no pescaba ni un pez. Aún así nunca perdió la esperanza". Viene al caso esta historia, subrayó el expresidente del Consejo Social de la Universidad, porque "eso es lo que tenemos que hacer": "Tener el espíritu de salir a pescar todos los días aunque no consigamos ni un pez. Vosotros, la comunidad académica, sembráis en miles de personas que algún día llegarán a pescar un gran pez". Como finalmente el personaje de Hemingway consiguió.

El mensaje de Azcona emocionó tanto a los homenajeados como a los asistentes a la ceremonia de entrega de las máximas distinciones de la Universidad de Oviedo. Hacía seis años que la institución no concedía sus medallas de oro –la última fue en 2017 para Lorenzo Almanza, ex gerente de la Universidad– y, en esta ocasión, fueron nueve: los exrectores Juan Vázquez, Vicente Gotor y Santiago García Granda, el expresidente del Consejo Social Lalo Azcona, Emilio Alarcos a título póstumo y, por "sus destacados méritos", los profesores Ana Isabel Fernández, Carlos López-Otín, Julio Bobes y Luis Fernández-Vega. Había una décima premiada, la expresidenta del Consejo Social Alicia Castro Masaveu, que rechazó la medalla por "motivos personales" relacionados con cómo se gestionó la campaña de acoso a Otín. Precisamente, el científico no asistió al acto por encontrarse de viaje en Costa Rica y fue su amigo, el vicerrector de Investigación Antonio Fueyo, quien recogió la distinción en su nombre.

Más asistentes a la ceremonia, entre ellos, en segunda fila, los hijos y la mujer de Luis Fernández-Vega, Andrés, Luis y Vicky Cueto-Felgueroso. | Luisma Murias.

Más asistentes a la ceremonia, entre ellos, Miguel Alarcos (en primera fila junto a más familiares) y Andrés y Luis Fernández-Vega y Vicky Cueto-Felgueroso, hijos y mujer de Luis Fernández-Vega (en segunda fila). / Luisma Murias

Frente a la polémica por el traslado de Minas a Mieres –el propio Rector, Ignacio Villaverde, insistió en que da el tema "por zanjado", pues hay "mucha tarea como para perder el tiempo en otras cosas que no conducen a nada"–, ayer fue un día de "felicidad" en la Universidad. Una mañana para "honrar a los grandes" y reivindicar el papel que cumple la institución académica en la sociedad actual. Un papel más protagonista que nunca, a juicio de Juan Vázquez, que intervino en representación de los exrectores: "No vale la inercia, sino que hay que dar un nuevo empujón. Considero indispensable la implicación activa de la Universidad en la transformación de una sociedad infantilizada y aturrullada de bailes tiktokeros, de redes abiertas y repliegues sencillos, de máscaras morales e imposturas convertidas en valores de mercado, una sociedad polarizada como si no hubiese nadie en el medio, de cultura agonizante en la que triunfa la ignorancia".

Ana Isabel Fernández, presidenta de la Fundación Princesa de Asturias y rectora de CUNEF Universidad, también reivindicó el papel de la institución "en el desarrollo y crecimiento de la sociedad". "Hay que ponerlo en valor. Nuestra Universidad goza de mucho reconocimiento y tenemos que ser capaces de seguir siendo líderes", pronunció. En la misma línea, Lalo Azcona quiso zanjar todo enfrentamiento entre el Rector y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, por Minas y "volver a lo importante". Esto es "cuidar la Universidad, hacer que funcione bien y no entrar en debates estériles", porque, recordó, Asturias solo tiene una Universidad, que a su vez "es la única gran herramienta que tenemos para que los asturianos seamos mejores".

Juan Vázquez hizo referencia en su discurso, aunque no de forma directa, a Canteli. Habló de tendencias "inquietantes" a nivel internacional, como "los sobornos en las universidades de élite o la mercantilización del conocimiento en revistas científicas", y apostilló: "Sin necesidad de ir lejos, a veces se pierde el respeto y se oyen voces contrarias a la autonomía universitaria". Tras el acto y ante los medios de comunicación, el catedrático de Economía Aplicada y profesor emérito quiso calmar los ánimos: "Puede haber momentos de cierta tensión, pero para las instituciones lo bueno es relacionarse y cooperar. E igual que deseo el mejor futuro para la Universidad, también lo deseo para mi ciudad, Oviedo".

Máximo orgullo

Para los homenajeados, obtener la medalla de oro de la Universidad de Oviedo es motivo de "alegría y de profunda satisfacción". "No hay mayor orgullo que recibir esta medalla", expresó el oftalmólogo Luis Fernández-Vega, que intervino en nombre de los profesores e investigadores reconocidos. El presidente del Instituto de Oftalmología Fernández-Vega puso énfasis en la docencia. "Todos nosotros somos en esencia profesores que han ejercido en estas aulas. Nunca consideré la docencia como algo subsidiario a otras actividades, nunca la subordiné a otras responsabilidades y nunca me sentí decepcionado de haber dedicado una parte importante de mi vida a ella", manifestó. Y remató: "Esta distinción refuerza aún más si cabe nuestra vinculación con la Universidad, a la que intentaremos corresponder con todo lo que esté a nuestro alcance".

Una vez terminado el acto, Julio Bobes se refirió a Otín como "representante extraordinario" de la Universidad de Oviedo y explicó que tanto en su caso como en el suyo propio la medalla responde a reconocimientos que llegan desde el ámbito internacional, a través, por ejemplo, "de los rankings Standford o de Shanghái". Para Ana Isabel Fernández, el día de ayer fue "muy feliz" y de "mucha satisfacción": "En la medida que yo pueda, seguiré colaborando y ayudando a mi Universidad".

Aunque con la medalla de oro, el Rectorado reconoce en la mayoría de los casos una labor que ya terminó, Ignacio Villaverde invitó a todos ellos a "seguir a nuestro lado siempre". "No me cabe duda de que nos ayudaréis con proyectos de mirada larga como la alianza Ingenium, en seguir estrechando lazos con un entorno con el que vivimos una simbiosis necesaria, a avanzar en acuerdos estratégicos como lo que hemos suscrito con el Tecnológico de Monterrey y suscribiremos con la Universidad Nacional Autónoma de México para alumbrar un gran campus mexastur, que nos iluminaréis con vuestro magisterio en la reconstrucción de una universidad asturiana para el mundo". Juan Vázquez respondió rápidamente a la invitación: "No estamos retirados, estamos activos para seguir ayudando a la Universidad".

Vázquez recordó, en nombre de Vicente Gotor y de Santiago García Granda, que la medalla de oro no es mérito individual, sino colectivo; de todos sus equipos. El economista tuvo un recuerdo especial para los fallecidos Antonio Cueto y Paz Suárez Rendueles. A esta última dedicó su distinción el propio Gotor. García Granda también incidió en que "este reconocimiento no es nuestro, sino de todo nuestro equipo y la comunidad académica". "Dirigir la Universidad –confesó– ha sido un privilegio y yo personalmente lo disfruté mucho". "Yo disfruté a ratos y en otros lo pasé bastante mal", terció Gotor entre risas. Efectivamente, apostilló Vázquez, "el oficio de Rector no es sencillo"; ni "llegar ni salir ni, sobre todo, estar". En todo caso, que no quede duda de que "hicimos todo lo que estuvo en nuestro alcance".

Ausencia de Alicia Masaveu

Como expresidente del Consejo Social, Lalo Azcona recibió la medalla de oro sin la compañía de Alicia Castro Masaveu, que era la otra premiada en esta categoría. Castro declinó la distinción por discrepancias con la Universidad. De hecho, el pasado mes publicaba en LA NUEVA ESPAÑA un artículo de opinión en que aseguraba que la institución académica estaba "en grave estado de salud" y era muy crítica con cómo se había gestionado la campaña de acoso que sufrió Otín. "Lo sucedido con Carlos en la Universidad de Oviedo, que todo el mundo conoce, debería ser para la sociedad asturiana un motivo de preocupación y reflexión", escribía.

Azcona improvisó discurso y empezó dando las gracias y pidiendo perdón. Las gracias fundamentalmente al expresidente del Principado Javier Fernández –presente en el acto– y a la actual alcaldesa de Gijón Ana González, por ser las dos personas que le impulsaron, "sin actitud partidista", a ser presidente del Consejo Social de la Universidad, época en la que coincidió con el actual Rector, que entonces ocupaba el cargo de secretario general en este órgano. Y perdón "a todas las personas que pude ofender o con las que no tuve la cercanía que esperaban". Durante sus ocho años en el cargo, Azcona se encontró con un Consejo Social, describió, "variopinto y formado por personas de sorprendente generosidad". "Yo vi una entrega y una generosidad que quizá no veo en otros ámbitos de la vida". Y animó a "no ser cobardes y hacer cosas por las instituciones que mejoran la vida social". Porque, al contrario de lo dice Mario Vargas Llosa, "la novela no es la que salva la democracia, sino que es la Universidad", apostilló.

A título póstumo, Emilio Alarcos recibió la medalla de oro de la Universidad. Una "deuda pendiente", según su viuda, Josefina Martínez, por fin "resarcida" y por la que agradeció a Villaverde. "Unos se mueren más que otros y Emilio sigue vivo, por una obra innovadora y cercana, por ser la catedral de la lingüística, porque nadie puede hacer gramática hoy sin él". "Recibo este premio con gratitud y emoción", manifestó.

El Rector, Ignacio Villaverde, fue el encargado de cerrar un acto que sirvió, como dijo, para reconocer "la excelencia y calidad académica y humana" de nueve personas y "sobre todo su compromiso con la Universidad". Todos ellos "profesionales sobresalientes, comprometidos y profesores excelsos de nuestra institución. Maestros de maestros".

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