Hablan los inmigrantes latinoamericanos que han frenado la sangría demográfica: "Venimos a producir y hacer más grande Asturias"

"Venimos aquí para producir y hacer más grande Asturias". Lo dice la población latinoamericana, gracias a la cual la región se mantiene por encima del millón de habitantes: 1.007.312, según la última estadística publicada por el INE. La llegada de más de mil extranjeros, en concreto de colombianos y venezolanos, compensó en el primer trimestre del año la bajada de la natalidad y provocó que la población asturiana creciese en 2.156 personas respecto a hace un año. La mayoría de los inmigrantes que acoge el Principado abandonan sus países de origen buscando una vida mejor, y a orillas del Cantábrico la encuentran. Pero piden más apoyo para encontrar trabajo.

Luis Chacón, fundador de la Asociación Sociocultural Venezolano Asturiana de Oviedo (AVAO) y ahora vicepresidente, llegó a Asturias en 2017 procedente de Caracas. Cruzó el charco "por el futuro de sus tres hijos". De hecho fue una de ellas, Andrea Mercedes, quien dio el paso de hacer las maletas y cambiar de vida. "Me dijo: yo me marcho". Tenía entonces 24 años. Chacón, que es ingeniero metalúrgico y que había estado en Asturias del 2000 al 2004 haciendo el doctorado, lo amarró todo para cumplir el deseo de su hija y que se instalase en casa de un viejo amigo en Oviedo. Al poco llegó él, y después toda la familia: su mujer Marta Bruno y sus otros dos hijos Luis Ignacio y Simón Alberto.

En AVAO son ya cerca de 200 miembros y el número de venezolanos que se instalan en la región no para de subir, según Chacón. Huyen "de una situación absurda y delincuencial", del régimen de Maduro. "Aquí llegan venezolanos en situación de calle", lamenta. Sin dinero y sin trabajo. Chacón y otros compatriotas les ayudan. Pero todo es mejorable y reclaman más apoyo. Sobre todo, "medios para poder trabajar". "A eso venimos, a trabajar –subraya–; no queremos que nos regalen las cosas. Precisamente huimos de la política de Venezuela, que es dar el pescado en vez de la caña para hacernos depender de ellos".

Renato Pinto es otro venezolano que lleva desde 2008 afincado en Gijón: "Ahora voy a tener una fía (dice "fía", no "hija"). Una asturiana más. Aquí estoy cómodo. Lo tengo todo". De Caracas recuerda que llegó a España el 18 de diciembre de 2008. Nunca olvidará esa fecha. Tomó tierra en Bilbao. Allí vivía ya gran parte de su familia. Emigró para aprender más de cocina. Los fogones son su vida. Regenta junto a su mujer, Rosa Sánchez, el restaurante Larrecha, todo un templo de la arepa en Marqués de San Esteban. Aunque eso es empezar por el final de la historia.

Pinto llegó a Bilbao, pero apenas estuvo dos días ahí. Se mudó a Gijón, donde vivía un primo cuya novia trabajaba de cocinera. Fue su puerta de entrada a la restauración. Estuvo en varios locales y entre medias conoció a Rosa. Se enamoraron, se casaron y se fueron a trabajar fuera. A Canarias. A su vuelta se animaron a emprender. La arepa, comida por antonomasia de Venezuela, empezaba a pegar fuerte en Madrid aunque en diciembre de 2019, cuando abrieron su local, aún poco se sabía de ella por tierras asturianas.

Abrir un bar a tres meses de una pandemia no es la mejor de las suertes. El covid les castigó, pero con trabajo y esfuerzo hoy el negocio va viento en popa. "Aquí estamos muy a gusto. La inmigración de Venezuela creció mucho en los últimos años", resume Pinto. "Voy a tener una fía. Aquí estoy genial". Señal de que Pinto ya ha echado raíces en su Gijón del alma.

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