Esto es lo que piensa la derecha asturiana sobre la creación de las escuelinas: "Un gasto enorme que nadie sabe cómo se va a pagar"

Las guarderías privadas temen cierres masivos y piden un modelo similar a los colegios concertados: "Quieren nuestra desaparición"

Niños en una guardería de Oviedo.

Niños en una guardería de Oviedo. / Pablo Solares

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

La extensión de la red pública de escuelinas, que el próximo curso contará con 108 centros repartidos por 69 de los 78 concejos, amenaza con poner la puntilla a las guarderías privadas, duramente golpeadas por la crisis de natalidad desde hace años. Y ha puesto en alerta a buena parte de la oposición, que duda de la "viabilidad" económica del sistema. "Esta situación será sostenible para muy pocas. Prestamos un servicio que antiguamente no existía en la pública y ahora quieren hacernos desaparecer", denuncia Belén Ojeda, presidenta de la Asociación de Escuelas Infantiles Privadas de Asturias (Aseipa), que integra a 32 guarderías de la zona central de la región. El colectivo pide auxilio al Principado para subsistir mediante la concesión de ayudas a las familias que quieran llevar a sus hijos a esta otra red, que tiene como principal fortaleza la "flexibilidad horaria".

"Las escuelas públicas cierran a las cuatro de la tarde, mientras que algunas de nuestras guarderías abren a las siete y media de la mañana y cierran a las ocho de la tarde", defiende Belén Ojeda, que lleva 23 años en el sector y, desde 2019, es responsable del Jardín de Infancia Flipper de Gijón. Este centro privado como tantas otras llevan desde la pandemia en caída constante de alumnos. "La bajada de natalidad se nota muchísimo y si encima abren escuelas públicas...", indica. El presente y el futuro pintan muy mal. "O se le da una vuelta al sistema o cerraremos. Algunas ya lo han hecho. Los gastos fijos suben y las matrículas bajan. Dan ganas de tirar la toalla", confiesa. Una parte del desplome de bebés se debe a la crisis de natalidad, pero otra, no menos importante, al crecimiento de la red de escuelinas. "Claro que lo notamos. En cuanto queda una plaza libre en la pública, es una matrícula menos para nosotros. En Flipper llegamos al confinamiento con lista de espera y ahora, pese a tener capacidad para 60 bebés, no llegamos ni a 40", expone.

En precios la privada no puede competir –a partir de septiembre, la gratuidad será total en las escuelinas– pero sí, cree Ojeda, en servicios. Un punto a favor es el horario, que es muy extenso. "Con el refuerzo de las escuelas públicas están aumentando la economía B. Las familias que necesitan que sus hijos sean cuidados por las tardes acaban recurriendo a chicas jóvenes", asegura la presidenta del colectivo. Por eso, Aseipa pide una solución. "¿Por qué no podemos convivir ambas redes como pasa con los colegios públicos, concertados y privados? En teoría tú tienes libertad para llevar a tu hijo donde quieras, pero en la práctica no. Hacen falta ayudas para estas familias", protesta.

En Asturias hay guarderías privadas desde al menos los años 70, mientras que la primera escuelina se abrió en Gijón en 2003. Ahora la red pública recibirá un gran impulso con la construcción de 31 nuevos centros, cuya gestión será asumida además por el Principado. Este plan elevará el próximo curso a 108 el número de escuelas, que ofertarán en 69 concejos un total de 5.188 plazas. El compromiso del Gobierno es que todas las escuelas pasen, en esta legislatura, a ser de titularidad autonómica en vez de municipal. Con la excepción de Vox, a la oposición le gusta el proyecto, aunque dice que "llega tarde". El PP pone pegas.

"Llevábamos varias legislaturas demandándolo. Ya en el 2017 presentamos en la Junta una proposición de ley para la gratuidad y universalidad del primer ciclo de Educación Infantil y, sin embargo, el Gobierno de izquierdas votó en contra y no se tramitó", se queja la diputada Gloria García. La popular puntualiza que ahora el Principado está haciendo anuncios de nuevas aperturas cuando "en algunos casos no son escuelinas, sino unidades". Dicho esto, quedan en el aire, muchas preguntas: "¿Cómo van a asumir la gestión de las escuelas? ¿Con qué mecanismo administrativo? ¿Qué pasará con las trabajadoras que por sentencia entraron a formar parte de la plantilla de los ayuntamientos? ¿Cómo se va a subrogar a ese personal? ¿Va a haber una bolsa común? ¿Van a seguir las bolsas de los ayuntamientos?".

A ojos de Vox, lo que pretende crear el Gobierno de Adrián Barbón es "una mastodóntica, cara, rígida e ineficiente red gubernamental de guarderías financiadas con fondos coyunturales europeos". "Van a consolidar un gasto fijo enorme con ingresos extraordinarios de fondos europeos que no se sabe cómo se va a pagar cuando éstos ya no existan", critica el diputado Javier Jové. "Una red gubernamental que sólo cubrirá alrededor del 30% de las necesidades de las familias, ya que contará con 5.000 plazas para casi 14.000 bebés. Un sistema que persigue la iniciativa privada y lastra el emprendimiento en Asturias", añade. En su lugar, Vox apuesta por otra fórmula "mucho más económica", con la instauración del cheque guardería y la concertación del ciclo en centros concertados.

Adrián Pumares, portavoz de Foro Asturias en la Junta General, es claro y conciso. "Siempre hemos considerado 0 a 3 como una etapa más del sistema educativo y, por tanto, siempre hemos defendido la extensión de la red y que sea el Principado el que asuma las competencias", expresa. De hecho, apunta, la extensión de las escuelinas por toda la geografía asturiana el próximo curso es uno de los motivos que llevaron a su formación a apoyar los Presupuestos de PSOE-IU. "Es algo necesario", opina Pumares, "pero llega tarde".

La única diputada de Podemos, Covadonga Tomé, asegura que "la gratuidad y la universalidad de las escuelas de 0 a 3 es una histórica reivindicación de esta fuerza política que, al fin, va a ser una realidad". "Fue uno de los principales puntos en los que nos vimos reflejadas durante la negociación de los presupuestos de 2024 y en gran medida motivó nuestro voto a favor", señala. "No se trata de un asunto ligado a la natalidad, sino que las escuelinas son una etapa más en la vida educativa de los niños y niñas, y un derecho universal", remata.

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