El cupo para Cataluña responde a "una lógica insolidaria", afirma Ángel de la Fuente

El asturiano, director de Fedea, imagina un país "mucho más asimétrico" y alerta del riesgo de "contagio": "Baleares y Madrid también lo pedirían"

Ángel de la Fuente.

Ángel de la Fuente. / Mara Villamuza

La "financiación singular" que pide el Gobierno catalán, eufemismo de la extensión a Cataluña del sistema de financiación "a la vasca", con "soberanía fiscal" y gestión propia de los ingresos tributarios, responde a "una lógica insolidaria" y supondría "un cambio cualitativo para mal en la naturaleza y organización del Estado". El economista asturiano Ángel de la Fuente, director del think tank Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), cuestiona en esos términos la propuesta de financiación que ha incendiado la semana política en España.

En una entrevista concedida al medio digital "Vozpopuli", De la Fuente imagina un futuro en el que aceptar las pretensiones del independentismo equivaldría a una situación en la que "los territorios más ricos se quedarían con casi todo el excedente que ahora comparten con los demás". A su juicio, "esto limitaría mucho las posibilidades de nivelación y redistribución a través del sistema de financiación autonómica", pero también la del Estado. "La financiación para hacer políticas sociales también sufriría y acabaríamos con un país potencialmente mucho más asimétrico que el actual", donde pese a todas las desigualdades "hay importantes flujos de nivelación que hacen que la calidad de los servicios públicos sea bastante parecida en todo el país".

A juicio del economista gijonés, la de extender el cupo es "peor idea" ahora que cuando el sistema echó a andar, hace más de cuatro decenios, porque "en aquel momento no sabíamos cómo iba a funcionar" y hoy sí conocemos que la aportación que los dos territorios del cupo hacen para el equilibrio territorial "no es razonable". Por si fuera poco, está "el problema del posible contagio". Si Cataluña lo obtiene, "Baleares lo pedirá, y probablemente Madrid también". "Desaparecería todo el excedente que ahora viene de esas tres comunidades, y que es el que financia la redistribución territorial, igual que buena parte de las políticas sociales".

Expresado con un símil personal, la idea catalana equivale a algo así como que los muy ricos entendieran que se les cobra más de la cuenta y decidieran quedarse con el dinero para hacer cuentas a final de año y pagar "en función de cuánto hubieran ido al médico, por ejemplo". En ese caso, "todo el mundo se echaría las manos a la cabeza. Sin embargo", se sorprende De la Fuente, "cuando lo mismo se plantea a nivel territorial incluso llega a verse a veces como progresista". Vista así, la propuesta parece tan disparatada que tiene "la esperanza de que no pasen por ahí, pero han hecho cosas que habían dicho que no iban a hacer, así que cada vez es mas difícil tener confianza..."

Puesto ante la eterna demanda catalana de publicación de las "balanzas fiscales", De la Fuente identifica el problema en la metodología que ha empleado el independentismo y en que ha calculado sus balanzas "de forma poco científica", hasta convertirlas "en un instrumento de agitación y propaganda". No ve, por lo demás, que el nuevo escenario nacional sin presupuestos del Estado sea por sí mismo un obstáculo para la quita de la deuda que también plantea Cataluña. Sin ellos también "se puede hacer casi todo y si hay voluntad de aprobar la quita, se hará". El problema, concluye, es que "la única autonomía para la que se ha definido el importe es Cataluña y tendrán que empezar" por establecerlo para todas.

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