Hacer un pastel nuevo, por Susana Fernández (Ciudadanos)

Susana Fernández

Susana Fernández

Las mujeres son responsables de dos tercios de los trabajos realizados en todo el mundo, y sin embargo ganan solo el 10% de los ingresos totales y tienen únicamente el 1% de las propiedades. Que aún queda mucho por hacer en materia de igualdad, resulta evidente.

Sin embargo, plantear la equiparación en términos de lucha o batalla entre sexos es un error. No hace falta ser antihombre para ser promujer. Corremos el riesgo de generar un efecto rebote y que las personas, hombres y mujeres, acaben por rechazar el término feminismo; y no porque estén en contra de la igualdad de género o porque crean que ya se ha logrado, sino por los estereotipos y los conceptos erróneos y a veces estúpidos que algunos sectores están asociando a él. Ser feminista es defender que una mujer llegue a tener las mismas oportunidades que un hombre, no dejar de depilarse o pedir libertad para volver borrachas a casa.

Quienes se creen la solución, se están convirtiendo en el problema. La izquierda, especialmente la más radical, se cree con la potestad de decirnos a las demás cómo tenemos que sentirnos mujeres o cómo debemos ser feministas. Se arrogan el feminismo como se han querido arrogar tradicionalmente la cultura; pero no existe un pensamiento femenino o masculino, porque el cerebro no es un órgano sexual.

El sexismo sigue siendo un problema sin solucionar. Hemos avanzado, pero queda por hacer. No lograremos la verdadera equiparación hasta que hombres y mujeres seamos tratados de igual forma en todos los aspectos y todos los ámbitos, y tengamos las mismas oportunidades. Y eso requiere nuevos planteamientos. Como resumió la periodista y escritora Gloria Steinem, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades, el feminismo no es repartirse el pastel entre ambos sexos, es hacer uno nuevo.

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