Un Gordo de teatro

Perla, una camarera peruana que trabajó en la Moncloa y está en paro, se entera en directo en la sede del sorteo de que lleva un décimo del primer premio, comprado en Asturias

Una agraciada con 'el Gordo' de Navidad estaba en el salón del sorteo

Agencia ATLAS / Foto: EFE

F. García

Muchos no lo creerán, y pensarán que se trata de un Gordo de teatro, pero la vida de Perla, la mujer a la que casi le da un soponcio ayer en el patio de butacas del recinto en el que cada año se celebra el sorteo de la lotería de Navidad al saber que llevaba un décimo del Gordo, se asemeja el argumento de un cuento de Dickens. Perla vino a España desde Perú y vive con apreturas, está desempleada y cobra el subsidio. Desde la mañana de ayer, sin embargo, es millonaria: su rala cuenta corriente ha engordado en 400.000 euros (menos lo que se quedará Hacienda en impuestos). El boleto premiado lo adquirió en Asturias, durante las vacaciones veraniegas.

El sorteo tuvo que ser interrumpido durante unos instantes por el revuelo que se formó a unos metros del escenario, donde los niños y niñas del colegio de San Ildefonso acababan de cantar con alborozo el 05490. A Perla, que se encontraba presenciando en directo la ceremonia televisada acompañada de sus hijos, Josh y Michelle, se le escapó un grito enorme que obligó a intervenir a los servicios de seguridad del teatro. Perla, visiblemente nerviosa y excitada, tuvo que ser atendida y evacuada de la sala.

La mujer, que para demostrar que su inmensa alegría no era un montaje ni fruto de una farsa, enseñó a los fotógrafos el décimo premiado, dijo que había tenido un presentimiento y que fue su padre, fallecido, quien, en sueños, le ánimo a que comprara lotería. "Es obra del cielo, cosa de Dios, que es grande".

Y a quien quiso escucharla, Perla le contó su vida. Desde su llegada a España ha sido empleada de hostelería. Su último trabajo lo obtuvo en la contrata que explotaba la cafetería del palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno. "Nos echaron a los trabajadores que llevábamos años trabajando allí", dijo. Y lanzó un dardo envenenado a Pedro Sánchez: "Cuando él llegó, lamentablemente hubo problemas", aseguró. "Pero Dios es grande y ha hecho justicia".

La mujer muestra el décimo premiado. | Efe

La mujer muestra el décimo premiado. | Efe / F. García

Los dos menores no se separaron de su madre mientras la mujer se sometía al escrutinio de los micrófonos y al objetivo de las cámaras, a las puertas del Teatro Real, en su puntual minuto de gloria. Fue Josh el que leyó a su madre el número del Gordo cuando apareció en la pantalla, pues la mujer no lo había oído de boca de los dos niños de San Ildefonso que lo habían cantado segundos antes, Alonso Dávalos y Ángel Abaga.

Tal fe le tenía al anuncio en sueños de su padre de que sería una de las agraciadas del Gordo de 2022 que Perla llevaba en el bolso bastantes décimos. "El de Asturias lo compré en unas vacaciones, pero también los tenía de Alicante, Valencia, Madrid...".

La familia vive de alquiler, pero ya saben qué es lo primero que van a hacer con lo que el Fisco deje limpio de los 400.000 euros del premio. "Voy a comprar una casa", aseguró la mujer, "y podré darle estudios a mis hijos, que son lo que más quiero en el mundo", añadió. También hará un donativo a la Iglesia, "para los más necesitados; yo soy muy católica", sentenció Perla.

Los profesionales sanitarios que la atendieron en la sala médica del coliseo madrileño, "para sacarla del agobio y que no estuviese tan expuesta", le ofrecieron una tila, que no llegó a terminarse. Después, cogió a sus hijos y tomó un taxi, aferrada al bolso donde guardaba el Gordo que le va a cambiar la vida, a ella y a los suyos.

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