En Molleo el dinero fue al colchón: así se vive en el pueblo en el que tocó el Gordo hace 15 años

Los afortunados del sorteo de 2007 en Siero aconsejan a los agraciados en la cuenca del Caudal contener el gasto: "Las perras se acaban rápido"

Telvi García con las participaciones de lotería de este año de la Asociación de Festejos San Fernando.

Telvi García con las participaciones de lotería de este año de la Asociación de Festejos San Fernando. / Sara Arias

Darse un pequeño capricho sin malgastar, no dejar el trabajo, contener el gasto en el día a día, evitar inversiones arriesgadas y no cambiar como persona. Son los consejos que dan los vecinos de Molleo, en Siero, a los nuevos agraciados con el Gordo de la Lotería de Navidad para que no se queden sin lo ganado. Bien lo saben en la pequeña localidad sierense que, en 2007, repartió a través de la Asociación de Festejos San Fernando 219 millones de euros. Más de una década después, aún recuerdan con emoción el día en el que llovieron billetes en Molleo, pero pasado el tiempo también son conscientes de los riesgos que entraña ver la cuenta corriente con miles de euros.

"Las perras se acaban rápido y los lujos se pagan porque hay que mantenerlos, por lo que yo le diría que vivan con lo que tienen porque no se puede vivir con lo que te llega", dice Alberto Lastra, uno de los agraciados. Con el premio pagó la hipoteca, se compró un monovolumen para su familia numerosa e hicieron un viaje a Mojácar. El resto, de colchón. Es lo que hizo la mayoría, aunque también son sabedores de agraciados que invirtieron el dinero y acabaron perdiéndolo todo.

"Tienes que tener mucho cuidado con las inversiones y mirar bien donde lo metes", apunta Manuel Ovidio Álvarez, "Mane", quien era presidente del colectivo por aquel entonces. "Tampoco puedes dejar de trabajar, eso lo primero; porque el dinero entra pero sale muy rápido", añade. En su caso se hizo una casa nueva y siguió su vida como siempre, a excepción de algún capricho, "pero sin pasarse".

Arriba, Alberto Lastra. Sobre estas líneas, Tere Lastra con los décimos y participaciones que compró este año. | S. Arias

Tere Lastra con los décimos y participaciones que compró este año. / Sara Arias

Es el mantra que repiten todos los vecinos de Molleo, hay que guardar el premio y generar ahorro. "Así vives más tranquilo, yo arreglé la casa, que lo necesitaba, y a vivir normal como siempre, disfrutar un poco alguna cosina que te apetece, pero no lo puedes malgastar porque desaparece. Igual que llega se va", comenta Anabel Vega, que recuerda con muchísima alegría aquel día en el que la suerte dejó un rastro de millones en Molleo. "Nos vino a todos muy bien porque te da seguridad para vivir tranquilo", subraya.

Lo que tienen claro es que la vida cambia cuando toca el Gordo porque saber que hay un buen colchón en el banco "es un descanso para cualquier cosa que pueda surgir, lo tienes ahí, por eso hay que mirar por ello y no gastar sin pensar porque conozco gente que ya no tiene nada", señala Telvi García. Esa tranquilidad de tener capacidad económica es lo que más valora Tere Lastra. Tras hacer una casa nueva en el solar de su antigua vivienda, la vida siguió como siempre, trabajando y con las labores del día a día. "Me decía una que por qué no me compraba un abrigo de visón y le decía yo que para qué quería un abrigo de visón si voy en alpargatas por el pueblo", recuerda.

Telvi García con las participaciones de lotería de este año de la Asociación de Festejos San Fernando. | S. Arias

Alberto Lastra. | S. Arias / Sara Arias

Por eso advierte que es necesario "estar tranquilo" y no empezar a gastar en caprichos y lujos "porque estas cosas es mejor ir poco a poco para poder tener ahí un buen respaldín". Lastra cree que también es clave en este tipo de situaciones "no cambiar como persona, seguir como siempre porque hay mucho ‘pioyo resucitao’ cuando tocan estos premios", dice entre risas la mujer, que asegura que sigue siendo la misma de siempre. "Eso lo sabe todo el mundo", enfatiza.

Y en Molleo también hubo vecinos que no llenaron la cuenta del banco de dinero, como Noelia Sánchez, que no tenía participaciones del Gordo de 2007. "El día antes nos dimos cuenta que no habíamos comprado ni una papeleta porque no somos muy jugadores, pero fue una alegría por todos los vecinos porque estuvo muy repartido y no fue ninguna pijada", indica.

El dinero dio mucha felicidad y tranquilidad en Molleo. Las mismas que esperan para los agraciados de este año en la cuenca del Caudal. Pero, como bien saben en el pueblo sierense, para sobrevivir con éxito entre la abundancia, también hay que saber nadar.

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