Elisa CAMPO

Peregrino por las calles de Avilés y desaparecido de la estampa urbana desde que un camión lo derribó y fracturó, hace más de dos años, el Crucero de San Telmo pronto volverá a ubicarse en la localidad. Luis Saro, profesor de Restauración de la Escuela Superior de Arte de Asturias, coordina la labor de recuperación de esta pieza pétrea, fechada en el siglo XIV y vinculada a la tradición marinera de Avilés. En el momento en el que quedó hecha pedazos estaba situada junto a la capilla de Jesusín de Galiana.

Una vez que se restaure, la pieza se colocará en el interior de uno de los ábsides de la iglesia vieja de Sabugo y, en el exterior, en la plaza del Carbayo, se situará una réplica, ya que es el lugar en el que se supone que estuvo colocado el crucero originariamente. Ambos trabajos son fruto de un acuerdo entre la escuela y la concejalía de Educación.

La restauración ya está prácticamente lista, según afirmó Luis Saro, y el trabajo concluirá este mismo curso. Lo que falta por realizar es el montaje de las piezas y la restauración de la cruz, que de momento está todavía sin tratar. El crucero, tal y como quedó después del accidente, está fragmentado en los siguientes trozos: la base de la columna, tres trozos de fuste -uno de ellos con el relieve de San Telmo y otro con la cabeza del santo- y el capitel de decoración tipo corintia, con hojas de acanto. Encima es donde se colocará la cruz. En total tiene una altura de 3,36 metros.

Moldes para la réplica

Los responsables del trabajo ya tienen preparados varios de los moldes necesarios para hacer la réplica, que se construirá de resina y fibra de vidrio con silicona.

Saro encargó un estudio analítico y petrológico a la asesoría geológica Gea para conocer el estado de la piedra. La base y la cruz son de piedra dolomítica de Avilés, mientras que el fuste y el capitel están labrados en granito gris de Galicia, algo habitual, según indicó el restaurador, ya que la escasez de granito en la zona hacía necesario importarlo. El tratamiento que se le aplicó fue biocida y fungicida, para matar los hongos y algas que se le adhirieron durante la etapa en que el crucero estuvo almacenado en Divina Pastora. Además, para la limpieza se le proyectaron microabrasivos, a una presión inferior a dos bares. Una vez limpio se reconstruyó la base, que tenía la moldura superior rota, con mortero específico de restauración. Los alumnos también le practicaron un tratamiento hidrofugante de protección para que no entre el agua. En el crucero original se verán las fracturas, mientras que en la réplica se recreará cómo era antes de su deterioro.

San Telmo, patrón de los marineros, se suele representar con un barco de cuyos mástiles surge un resplandor con aspecto de fuego, al que se conoce precisamente como Fuego de San Telmo. Se trata de un fenómeno eléctrico originado por las tormentas eléctricas. El San Telmo que se venera en España se llamaba en realidad Pedro González, dominico, que nació en Astorga y murió en Tuy, a caballo entre los siglos XII y XIII. A él se encomendaban los marinos en sus navegaciones para pedir protección y amparo.