Myriam MANCISIDOR

Trescientos años de saga familiar en Lluera unen. Más de cincuenta personas descendientes de los caseros de la Torre de La Luz celebraron ayer una emotiva fiesta de reencuentro que comenzó pasado el mediodía a los pies de la ermita. Es la quinta vez que la familia se reúne en Avilés para recordar el pasado de los caseros de un mayorazgo tocado por el PGOU. «En 2005 los últimos moradores de la casona de la Torre tuvieron que marchar y desde entonces celebramos este encuentro», explicó una de las anfitrionas del evento al tiempo que una pareja de gaita y tambor animaba la mañana.

Los participantes en la reunión familiar son descendientes directos de Joaquina Solís y José María Valdés-Flórez. La pareja contrajo matrimonio allá por 1871 y engendró a siete hijos. «De estos siete, cuatro se quedaron aquí y otros se fueron a América, no se supo más de ellos», manifestaron asistentes al encuentro llegados de distintos puntos a la ermita de La Luz. «En estos encuentros hemos llegado a juntarnos hasta cien personas», subrayaron los anfitriones, entre ellos Fernando Romero. Señalaron además: «Los apellidos tradicionales de la torre han sido Rodríguez de León, García-Barbón y Solís».

La familia de los descendientes de los caseros de la Torre comenzaron la fiesta en la ermita a ritmo de gaita a los pies de la ermita de La Luz. Luego participaron en una misa en el mismo templo con vistas a la vieja casona de Lluera, de origen medieval, y pusieron punto final al encuentro con una comida que se celebró en el restaurante «Los Sauces». Los participantes en el encuentro apenas podían apartar los ojos del palacete de piedra próximo a la ermita de La Luz y con vistas aéreas de Avilés. «Mi familia ocupó esta torre como guardeses de una propiedad de los condes de Nava que, aquí, eran conocidos como los condes de Velarde, aunque no existe este título», explicó ya en 2006 Fernando Romero, que entonces matizó: «Lo que era el mayorazgo queda tocado por futuras intervenciones en lo que será el parque de La Luz, por eso desde diciembre de 2005 ya no hay nadie de mi familia allí». Por eso los encuentros de la saga de La Lluera.