La llegada del frío endurece las condiciones de trabajo en las naves industriales, cuyo diseño arquitectónico -grandes espacios, ausencia de aislamiento término, mucha altura y enormes portones- está reñido con la calidez ambiental. La solución suele pasar por asumir la situación y renunciar al confort de una temperatura superior a la ambiental o poner en marcha sistemas de calefacción que, independientemente de su fuente de alimentación, generan gasto de energía, ya sea eléctrica o derivada de la quema de combustibles.

Consciente de que las prácticas de calefacción en las naves industriales y otras instalaciones empresarial son mejorables, la federación de polígonos industriales de Asturias (APIA) ha divulgado este año una lista de consejos para el uso inteligente de los aparatos calefactores. "La medida persigue el objetivo de ahorrar energía, lo cual se traducirá en un abaratamiento de las facturas que pagan las empresas por ese concepto y en un mayor cuidado del medio ambiente al reducirse las emisiones asociadas a la producción eléctrica o a la quema de combustibles", explica la directora de APIA, Marisa Negrete.

Siendo importante el consumo eficiente y responsable de la energía por motivos ambientales, no lo es menos la posibilidad de lograr ahorros en la factura eléctrica de las empresas que disponen de sistemas para calentar sus naves industriales, almacenes y oficinas. La carestía la luz es una queja recurrente de las pymes, en especial las que tienen sistemas productivos que consumen electricidad. La escalada del precio de la electricidad ha generalizado, de hecho, la realización de auditorías energéticas y la implantación de sistemas de eficiencia; pero según los afectados, esos esfuerzos son baldíos porque la luz siempre sube más de lo que consiguen ahorrar.

Las recomendaciones sobre calefacción de naves industriales y oficinas que facilita en su página web y en el boletín que envía a sus asociados APIA están avalados por expertos en eficiencia energética y tocan aspectos como los siguientes: reducir el tiempo de ventilación de los espacios al mínimo imprescindible para evitar el enfriamiento de las paredes, evitar fisuras y huecos en los cerramientos (puertas, ventanas, claraboyas, etcétera), dejar puertas y ventanas cerradas de noche, utilizar termostatos reguladores de la temperatura en los aparatos calefactores para optimizar su funcionamiento, adaptar la programación de la calefacción a los horarios de trabajo, no obstaculizar la salida de calor de las fuentes de emisión, hacer un adecuado mantenimiento de los sistemas de calefacción y sopesar las ventajas de hacer una rehabilitación del inmueble para mejorar su eficiencia energética.