"Nos mantenemos vivos gracias a los clientes de toda la vida". Juan Rivero, propietario del restaurante Casa Tataguyo del Carbayedo acaba de recibir "con ilusión" un Sol de la Guía Repsol, una condecoración de la prestigiosa publicación gastronómica a los establecimientos hosteleros de mayor calidad. "Para nosotros es una ayuda más para ponernos en el mapa, un honor. Todo reconocimiento es bueno", asegura.

La promoción hostelera, en los tiempos que corren, se nutre de la instantaneidad de las redes sociales, dice. "Funciona de maravilla. El problema es que te come muchísimo tiempo. Si pudiese echarle horas, utilizaría mucho más Twitter, que es una herramienta muy rápida. Facebook parece que cada vez se usa menos y que gana protagonismo Instagram. Para un hostelero manejar estas tres cosas, a día de hoy, es casi obligatorio", asegura.

Casa Tataguyo vive gracias a los de siempre, sin desdeñar a los numerosos clientes de fuera que se sientan a sus mesas. "Sin los de toda la vida esto habría cerrado hace ya años. Los que vienen a por el vino de todos los días son los que, a final de mes, nos pagan las facturas", dice Rivero. "Los que comen siempre aquí saben que no les voy a dar productos malos. Pero es que yo también me fío mucho de ellos. Si compro, yo qué sé, una botella de vino que no conozco, yo se la doy a probar a gente que sé que me va a dar una opinión buena. Si les gusta, me lo quedo. Si lo detestan, cambio de proveedor", apunta. "Con tantos años aquí, tengo deformación profesional. Necesito que los clientes me digan si el producto es bueno o no. Nos beneficiamos mutuamente", prosigue.

La crisis económica pasó como una apisonadora. "En Avilés, sobran terrazas. Somos muchos los compañeros que nos dedicamos a esto. Cuando tocó el momento de recortar gastos, lo primero que salió de la agenda fue salir a comer fuera. En esas seguimos. Sigue siendo muy difícil llenar los bares", lamenta. A este problema económico se le suma también el cambio generacional de los clientes. "Los jóvenes no son muy de cocinar en casa, pero llegan aquí a pedirme que les haga un menú de Navidad por 30 euros. Me dan ganas de llevarlos a un local de comida rápida y pedir dos hamburguesas, un par de refrescos, postre y café. Y que viesen la factura", bromea.

Lo que prima, por tanto, es la calidad. "Yo trabajo con productos de kilómetro cero; compro en la rula, en el mercado de abastos. Todo es de aquí y de buena calidad. Muchos desconocen el precio de los verdaderos alimentos", asegura. Tras 35 años al frente del timón del histórico bar, el hostelero reconoce que la clave para mantener vivo un negocio "en decadencia" es simple: "Sangre, sudor y lágrimas". Con esos tres factores, la Tata, con Rivero y sus 12 trabajadores, es ahora el único establecimiento de la ciudad condecorado con un sol de la Guía Repsol.

En la comarca, sin embargo, sí hay otros negocios, como Casa Belarmino de Manzaneda, en Gozón (un sol), y el Real Balneario de Salinas (dos soles). En la Guía Repsol, aunque sin soles, aparecen los locales avilesinos Ronda 14 (que figura como recomendación especial), el Yume y el Yumay, así como La Tenada de Illas y el restaurante La Playa Luanco, ubicado en la capital de Gozón.