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“Menos mal”, celebran los hosteleros avilesinos en el primer domingo sin cerco

El levantamiento del perímetro llena las terrazas de Luanco: “Esperamos que sea el principio del fin y que no tengamos que volver para atrás ”

En primer término, Javier Vázquez y Juan Casas; al fondo, Santiago García y Jéssica Heres.

“Menos mal”, exclama Juan Manuel Fernández. Tiene un bar – El Ternero– en el parque del Carbayedo y hasta hace cuatro días se había tenido que conformar vendiendo “cañas, vinos y alguna tapa para llevar”, cuenta armado con el desinfectante y pasando el trapo por las mesas de su terraza. Y es que, desde ayer, los bares avilesinos han recuperado sus respectivos interiores y eso se junta con el levantamiento del cerco y la suma de todo esto explica que Luanco haya recibido con aplauso a los visitantes que habían estado metafóricamente amurallados durante seis semanas, los de Avilés y, un poco menos, los de Oviedo. Fueron muchos los avilesinos que se trasladaron ayer a otras localidades para disfrutar del primer día en mucho tiempo de libertad de movimientos. El entorno del puerto viejo y la playa de Luanco fue “como en verano”: terrazas llenas, botellas de sidra y sol invernal. “Ahora falta que el toque de queda se acomode a las necesidades”, cuenta el hostelero Pepe Secades. Y es que la orden de cierre a las ocho deja a muchos locales sin la mitad de su servicio.

Juan Casas y Javier Vázquez y otros amigos, para celebrar todos estos nuevos cambios regulatorios, reservaron mesa en el bar Plazas de Avilés, que había sido hasta hace un año uno de los locales imán para la noche avilesina. “Como ya no hay noche, nos hemos reconvertido”, reconoce Miguel Villabrille, uno de los dueños. “Espero con ilusión que esto sea el principio del fin y que no tengamos que volver para atrás. Lo importante es procurar que no empeore más la salud, pero también que nosotros podamos seguir trabajando”, añadió.

Sandra Camba, de la sidrería Astur, es prudente en la celebración. “Hay quien todavía no sabe que se puede entrar en los bares. Las medidas cambian tanto que una no se aclara”, cuenta. Villabrille abunda en esta idea: “Resulta que levantan el cerco en Avilés, pero no en Castrillón. Me preguntan cómo van a Soto del Barco ahora”. Castrillón saldrá del nivel “4 Plus” mañana martes. Será cuando se abran sus fronteras. Corvera sigue cercado. Lo que tienen los hosteleros entre manos es una labor de zapa: “Ahora sabemos que tenemos que estar encima de la gente sobre las condiciones sanitarias y por eso, la labor de marcaje de la policía tenía que ser más baja. Es a nosotros a quienes nos interesa tener abierto y que nuestros clientes estén todos sanos”, resume Camba mientras da el último toque a la paella que va a servir como pincho a la hora del vermú.

Las costumbres están cambiando: el aperitivo se alargó hasta casi la hora de la merienda. Los periódicos se pueden leer sin miedo a la lluvia o a las mañanas ventosas. Todos se hacen cruces para que lo que comenzó ayer –un poco de la libertad vivida antes del coronavirus– se haga mayor y no se produzca el tercer perímetro.

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