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El derribo de las baterías de coque salva el escollo ambiental y entra en fase de ejecución

La alcaldesa de Avilés se congratula del próximo inicio de las obras por la oportunidad que se abre para ese suelo con el hub del hidrógeno verde

Uno de los edificios de las baterías de coque. Mara Villamuza

Nuevo espaldarazo administrativo para el derribo de las baterías de coque de Avilés, en cuyo suelo se pretende desarrollar un polígono en el que se han depositado las mayores esperanzas de reindustrialización. La Consejería de Medio Ambiente y Cambio Climático ha resuelto, en base a la evaluación de impacto ambiental practicada, que el proyecto de demolición de la antigua coquería de Ensidesa no necesita someterse al procedimiento de evaluación ordinaria “ya que no se prevén efectos adversos significativos sobre el medio ambiente”. No obstante, la empresa que lleve cabo los trabajos debe cumplir las medidas y prescripciones establecidas en el documento ambiental que acompaña, a modo de guía, la resolución favorable. Al poder ahorrarse el procedimiento de evaluación ambiental ordinaria, la demolición de las baterías de coque podrá ver agilizados sus plazos de ejecución.

Fuentes de Sepides, la sociedad estatal que tiene el mandato de ejecutar los trabajos en la finca y urbanizar posteriormente el terreno para sacar al mercado parcelas industriales, se hizo eco ayer de la publicación en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) del informe favorable de impacto ambienta y señaló que con el mismo “la contrata ya puede finalizar el documento del plan de demolición en base a los requerimientos medioambientales que se fijan en el informe”. La contrata adjudicataria de los trabajos, la UTE formada por las empresas Erri Berri y Afesa, presentará posteriormente ese documento al Ayuntamiento de Avilés para la obtención de la licencia del proyecto de la demolición.

Técnicamente, Sepides está en el punto que denomina “fase cero de la demolición”, caracterizada por la realización de gestiones burocráticas para conseguir permisos y la realización de pequeños trabajos sobre el terreno como la retirada de materiales sueltos dentro de la planta y en el interior de las edificaciones: chatarra, restos de coque y otros productos acopiados a granel. Por su parte, el personal técnico de la contrata está enfrascado en tareas de conocimiento del emplazamiento, donde empieza a verse algo de movimiento; incluso hay alguna que otra máquina retirando materiales en la zona.

Durante este mes de febrero la contrata debe presentar a Sepides el plan de trabajo para esta fase y el proyecto integral de demolición ya completo y ajustado a las prescripciones de la Consejería de Medio Ambiente.

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Lo siguiente será limpiar las instalaciones más delicadas, como los tanques de benzol o alquitrán. Durante este mes de febrero la contrata debe presentar a Sepides el plan de trabajo para esta fase y el proyecto integral de demolición ya completo y ajustado a las prescripciones de la Consejería de Medio Ambiente. Este es, precisamente, el trámite que se agiliza gracias al informe favorable de impacto ambiental.

La última fase será la de los derribos propiamente dichos, que incluyen voladuras en el caso de los edificios más voluminosos, como las chimeneas.

Según el cronograma de Sepides, los trabajos de demolición durarán 18 meses y se estima que van a generar más de 90.000 toneladas de residuos de hormigón y más de 24.000 de hierro y acero que serán reutilizados en procesos siderúrgicos. La compañía navarra Erri Berri, que se presentó en UTE al concurso con Afesa, será la que se encargue de llevar a cabo el desmantelamiento de la coquería porque entregó la mejor oferta económica: 2,85 millones de euros, la diferencia entre el coste del proyecto y obra (12,7 millones) y lo que se obtendrá por la enajenación de materiales y residuos (9,84 millones).

Según el cronograma de Sepides, los trabajos de demolición durarán 18 meses y se estima que van a generar más de 90.000 toneladas de residuos de hormigón y más de 24.000 de hierro y acero.

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La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, aludió ayer al nuevo impulso del plan de demolición de las baterías de coque: “Sepides tendrá que hacer ahora su calendario con la empresa adjudicataria y se pondrán rápidamente manos a la obra. Es un avance y supone continuar con el camino iniciado; a ver si ahora ya por fin no hay más retrasos y podemos poner esos suelos a disposición de la industria lo antes posible, porque además con las noticias de estos días [el anuncio de un consorcio de hidrógeno verde que tiene en la comarca de Avilés uno de sus pilares] se abren perspectivas muy positivas para esos suelos”.

Adjudicación tortuosa

La adjudicación del contrato de demolición de las baterías de coque de Avilés, finalmente resuelta, ha seguido un camino tortuoso. No fue hasta hace pocos días que el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (Tacrc) desestimó el recurso que presentó la UTE vasco asturiana Lezama-Los Álamos contra el acuerdo de adjudicación del contrato a la alianza formada por Erri Berri y Afesa. El plan de Baterías superó así el tercer revés y cerró el culebrón que ha acompañado al procedimiento de licitación. Y es que esa resolución abrió el periodo para el inicio inmediato de los trabajos.

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