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El Vicario General de la diócesis, en el adiós a Ángel Garralda: “Quien fue flor nos sostendrá como raíz”

Medio millar de personas despide entre aplausos los restos del párroco “eterno” de San Nicolás camino de la cripta que él construyó

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En imágenes: así fue el funeral por Ángel Garralda en Avilés Ricardo Solís

Alfonso López Menéndez, el actual párroco de San Nicolás, se rompió al recordar lo que le dijo a Ángel Garralda en su última hora: “Ha merecido la pena llegar hasta aquí. Descansa en paz”. Y esa ruptura del alma la acompañaron de aplausos sus feligreses en una iglesia llena hasta el coro, en el funeral de quien la dirigió durante tantos años y que, desde ayer, ya descansa en la cripta que él mismo construyó. Como la flor convertida en raíz, la del poema del húngaro Miklós Radnóti, que comentó Jorge Sangrador, el vicario general de Oviedo, que se encargó de presidir las exequias de Garralda, que murió el pasado jueves a los 98 años. Una treintena de sacerdotes acompañaron al icónico sacerdote, cuyo féretro estuvo cubierto durante la hora y media que duró su despedida con su última casulla.

“La mayor obra de don Ángel no fue el colegio, ni siquiera la guardería, tampoco las cofradías... Su mayor obra sois vosotros, sus feligreses”, señaló López Menéndez, que fue quien hizo el retrato del cura que ha pasado a la historia grabado en la memoria de más de seis décadas de avilesinos. “Llegó a Avilés un 21 de junio de 1957 con una maletina. Entró así por primera vez en esta iglesia. Y ahora, con esa misma maletina, está hablando con San Pedrín de Rivero”, continuó el párroco actual de San Nicolás.

El oficio de difuntos comenzó cuando los representantes de las cofradías accedieron a la capilla de la Inmaculada donde reposaban los restos de Garralda desde el pasado viernes a mediodía, cuando volvió a su casa para no marchar jamás. Los representantes trasladaron los restos de Garralda por el claustro y el pasillo central del templo. Y sus pasos los acompañaron una ovación de aplausos emocionados.

Desde bastante antes de la hora señalada para la celebración de las exequias la iglesia estaba llena. Habilitaron sillas en el claustro para seguir la despedida de un cura que dejó huella profunda en la vida escolar y religiosa avilesinas en la segunda mitad del siglo pasado. “El que primero floreció seguirá sosteniéndonos como raíz”, continuó Sangrador glosando a Radnóti y al propio cura que cambió el templo “que conocía tan bien”, subrayó López Menéndez que fue el que destacó los tres amores inquebrantables de Garralda: Dios, la iglesia y España. “Un hombre a quien no le temblaba el pulso, pero que un día vio cómo le empezaban a temblaban las piernas”.

Entre la multitud reunida para dar el último adiós al sacerdote había muchos rostros conocidos de la vida social, cultural y empresarial avilesino. Como el empresario y escritor Fernando Álvarez Balbuena, quien glosó así al difunto: “Era un hombre recto que supo estar siempre donde debía estar”. Por parte de la Escuela de Artes y Oficios, una institución académica por la que Ángel Garralda sentía predilección, acudió a las exequias el presidente del patronato, Luis Rodríguez, quien manifestó que el párroco de San Nicolás había sido en vida “un hombre íntegro, con ideas firmes tanto religiosas como morales”. También vinculado a Artes y Oficios, como profesor en su caso, el pintor Amado Hevia, “Favila”, destacó de Garralda que “tenía una capacidad absoluta para motivarme con nuevos proyectos”. El también pintor Julio Solís resaltó la “valentía” que siempre mostró el sacerdote “puesto que siempre dijo cuanto quiso y como quiso”.

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