El Cristo protege a los luanquinos del nordés

La multitudinaria procesión del Socorro precede a la misa solemne, transmitida por streaming para todo el mundo

I. García

Sopla el viento nordés y hace un frío que pela pero nada que ver con la galerna del 5 de febrero de 1776, en la que cuenta la leyenda que el Cristo del Socorro "salvó" de morir ahogados a decenas de marineros. Los "herederos" luanquinos de aquellos marineros del siglo XVIII salvados por gracia divina también salen estos días a faenar y bregan con la mar de fondo, según detalla el patrón mayor de la cofradía de pescadores luanquina, José Luis Gutiérrez, que como sus convecinos estuvo ayer a pie firme en las calles de Luanco para mostrar un año más, y ya van 276 desde el "milagro", la fiel devoción religiosa al Cristo del Socorro. La procesión del 5 de febrero está marcada en rojo en el calendario de los luanquinos. Abarrota las principales calles de Luanco contra viento y marea. Y así cada año. "El Socorro se lleva por dentro", asegura Cuco Fernández, presidente de "Avante Luanco".

La comitiva arrancó de la plaza de la Villa, puntual, a las 11.30 horas. Las autoridades civiles y fuerzas de seguridad y no pocos vecinos emprendieron el camino en dirección a la iglesia de Santa María al ritmo que marcaban, por delante, el grupo de danzas de Luanco y por detrás, la Banda de Música de San Martín del Rey Aurelio. Ya con el templo luanquín a la vista, la banda de música toca "El puente sobre el río Kwai". La melodía para y no pocos luanquinos se detienen a la puerta de la iglesia, otros acceden al interior para guarecerse del frío y el resto, para cargar a los hombros al Cristo y a la Virgen del Rosario. El párroco luanquín, José Antonio Alonso Artero, sale del templo bajo palio acompañado de otros religiosos y entonces comienza otra procesión, ahora la sacra, que vuelve a finalizar en la iglesia tras recorrer parte del casco urbano de la villa.

Luanco estuvo abarrotado. De vecinos y de visitantes, como la malagueña Gemma Narbona, que se empapó de las fiestas del Socorro durante estos días. Entre los procesionarios también están María Jesús y Josefina Fernández Viña, María Eugenia Fernández y Covadonga Jiménez, que, vestidas al estilo de las antiguas pescaderas, llevan las ofrendas al Cristo: besugo, pan y vino. "Las hermanas Fernández Viña son hijas de ‘Matapeix’, uno de los patrones de pesca más importantes de Luanco hace más de cinco años", explica María Eugenia Fernández. Los asistentes al gran día del Socorro van bien abrigados porque hay momentos que el viento nordés arrecia. Pero la fe también ayuda.

Una vez en el paseo de la playa de Santa Marina, a pocos metros de la iglesia, el párroco luanquín se detiene ante las imágenes para leer la bendición del mar y acordarse de los marineros fallecidos, de los vivos y de los productos que el Cantábrico produce.

Los procesionarios emprenden después camino a la iglesia por el paseo, mientras el fuerte viento hace de nuevo acto de presencia, con la mar y las olas de fondo en una estampa que fusionaba a la perfección la doble devoción luanquina, la marinera y la religiosa. A continuación, la misa del Socorro, que fue retransmitida por streaming para aquellas personas que o bien en sus casas de Luanco o bien desde la diáspora no querían perderse detalle de la homilía de su Cristo, el del Socorro, que une un pueblo en unas fiestas que finalizan hoy, día del Socorrín, con concurso de pintura infantil en el muelle y la actuación del "Mago Loco" en el parque Zapardel.

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