1-1: El Avilés tutea al líder

Los avilesinos mereció más ante el Arenteiro en un encuentro en el que llevaron la iniciativa y que igularon en los últimos minutos

Primo intenta rematar un centro ante la oposición de Germán.

Primo intenta rematar un centro ante la oposición de Germán. / MARIA FUENTES

Jorge Valverde

Queda instaurado el estado de esperanza en el Suárez Puerta, incluso después de no consumarse un triunfo que hubiera rebosado justicia. Ante el líder, el Avilés no ganó los tres puntos, pero sí la estima de los más de dos millares de espectadores que aparcaron el carnaval y se desenmascararon para rendir pleitesía al equipo de Emilio Cañedo. El empate, además de seguir manteniéndole en posiciones promocionales, también le supone el quinto mejor arranque de segunda vuelta de la historia.

La primera parte transcurrió entre la mayor exposición realavilesina y el inabordable posicionamiento de los carballineses, tan esmerados en mantener el bloque monolítico como hábiles en el arte de la especulación. Acomodado en su colchón clasificatorio, el Arenteiro podía permitirse el lujo de no arriesgar y tal fue así que sólo merodeó el área local en un par de saques de esquina nada comprometidos para Davo Armengol. Por su parte, el Avilés asumía la iniciativa sobre el muy mejorable tapete, con Edu Cortina dispuesto en la conducción. No obstante, las probabilidades de gol tuvieron más consideración por los numerosos balones que sobrevolaban la defensa gallega que por los dos únicos momentos verdaderamente comprometidos para Diego García, el cercano punterazo de Primo Conde, en el minuto 2, y el chut con el exterior de la zurda de Jorge Fernández, desde la frontal, en el 20.

El Arenteiro inspira y suena a modestia, pero la más rabiosa actualidad le delata como portador de números al estilo Rafa Nadal. Es el segundo mejor equipo de los 90 de la categoría, ya lleva 15 jornadas sin apearse de lo más alto y, de sus últimos 34 partidos oficiales, sólo ha perdido tres. Si a todo ello se suma que, en esta Liga, sólo ha recibido dos goles una vez, imaginable es la dificultad para superarle cuando se adelanta en el marcador. Y así ocurrió en el minuto 53, cuando Pibe Pastoriza, situado en el carril del 8 y desde unos 25 metros, empotraba el balón por la escuadra izquierda de Davo Armengol. El primer lanzamiento visitante se convirtió en un gol de impresión, apto para que el Arenteiro se muestre como abanderado de la conocida como suerte del líder.

El impacto fue duro y, a la vez, acicate para el lado más épico del Avilés. El equipo a la afición o a la inversa, el caso es que ambos se llevaron mutuamente en volandas hasta el minuto 84, con el gol de Primo Conde, a quien sólo le faltó emular al legendario Belauste y reproducir el "¡A mí el pelotón, que los arrollo!" (o si lo hizo, imposible oírle por el estruendo). Jorge Fernández centró y el cántabro, efectivamente, arrolló para cabecear a la red.

En pleno aluvión, y sin que nadie se acordara de los ausentes Isi Ros y Natalio, lo increíble fue que el empate no llegara antes, concretamente en el minuto 72, el del zurdazo de Edu Cortina al poste, y, sobre todo, en el 53, cuando Luis Valcarce, situado literalmente bajo el larguero, enviaba por alto un balón servido por Primo, en lo que podría considerarse como la ocasión más clara de las que un aficionado avilesino, cualquiera que sea su edad, tenga constancia en la memoria.

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