El futuro del violín también escucha rock

"Ara Malikian y David Garret son ejemplo de que es un instrumento polifacético", confiesa Sofía Rodríguez, una de las alumnas aventajadas del curso de Soto del Barco

La violinista Sofía Rodríguez.

La violinista Sofía Rodríguez. / R. Solís

Christian García

"Soy una violinista versátil, me gusta escuchar música clásica, pero también rock, un instrumento no te ata a un estilo concreto". Para Sofía Rodríguez (Las Rozas, 2010), el escenario es como su segunda casa. Con muchos más conciertos que años, la joven acapara los elogios de los entendidos desde que a los seis años sujetó por primera vez un violín. Sin embargo, y pese a su edad, la madrileña está centrada en desarrollar sus habilidades, y estos días lo hace compartiendo espacio con otros jóvenes músicos durante la segunda edición del Curso de Música de Verano de Soto del Barco, que comenzó el pasado lunes 24 y finalizará el domingo 30. Durante la semana, numerosas horas de estudio, pero también conciertos protagonizados por el profesorado y sus jóvenes pupilos.

Un momento del concierto del alumnado, ayer, en Soto.

Un momento del concierto del alumnado, ayer, en Soto. / Christian García

La influencia musical de Sofía Rodríguez surgió desde muy pequeña. Pese a que sus padres no son músicos, tanto ella como su hermano fueron influenciados por gran el interés de sus progenitores hacia la música clásica. "Nos lo inculcaron desde pequeños, mi hermano comenzó a los seis años con el violín, y años después, a la misma edad, empecé yo", comentaba la joven, que no dudó en mostrar su interés por la vertiente más renovadora de la música clásica.

"Ara Malikian y David Garret son ejemplos de que el violín es polifacético", comentaba Rodríguez, quien también señaló a María Dueñas, a la que definió como una inspiración y un modelo a seguir de cara a su futura carrera.

Como en el caso de Rodríguez, son muchos los jóvenes que reciben grandes halagos por su potencial. Músicos, artistas, deportistas o intérpretes, la etiqueta de "prodigio" sobrevuela a las promesas que despuntan en su ámbito. "Prodigio era Mozart, el verdadero talento es la dedicación, el trabajo y la disciplina", aseveró Rodríguez, que no duda en ningún momento en destacar el enorme trabajo que requiere cada actuación.

"Cualquier prodigio tiene fecha de caducidad, la música es un proyecto a largo plazo", comentaba su profesor, Savva Fatkulin, que acompaña a la joven desde hace siete años y que destacaba que la mayor virtud de su alumna es "el esfuerzo y la constancia". Pese a ello, y sin poner presión en la joven, Fatkulin destacaba la experiencia como solista que ha adquirido en los últimos años. "Se puede decir que ya tiene una carrera, ha tocado con grandes orquestas y en escenarios de prestigio", e incidía en el carácter y compromiso de mejorar de la joven. "Lo tiene todo en sus manos, ella elegirá su camino".

Pese a dedicar entre 7 u 8 horas diarias al estudio y al trabajo con el violín, Rodríguez asegura poder disfrutar del tiempo libre con sus amigos, con los que comparte intereses artísticos. "También se dedican a la música o a la danza, por lo que sabemos cuándo podemos vernos, lo importante es estudiar". Sobre su estancia en el curso, Rodríguez afirmaba querer repetir siempre que pueda, ya que aseguraba estar pasándolo "genial". Tanto ella como el resto de participantes estudian y practican durante el día. A pesar del gran esfuerzo y dedicación, los intereses comunes permiten que los participantes disfruten y alternen su formación con momentos de ocio.

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