Brent Anderson: "Mi ilusión era ser dibujante de cómic y Marvel era mi referente"

El historietista estadounidense repasa su carrera para el público avilesino en la Casa de Cultura: "Busco reencontrarme con mi yo adolescente"

Público en un momento de la clausura de las Jornadas Internacionales del Cómic Villa de Avilés. |

Público en un momento de la clausura de las Jornadas Internacionales del Cómic Villa de Avilés. | / Ricardo Solís

L. Landázuri

Un viaje de costa a costa de Estados Unidos, 25 dólares por página y mucha perseverancia. Podrían ser tres de los ingredientes que han marcado la carrera de Brent Anderson (California 1955) uno de los dibujantes de cómics más reconocidos del panorama internacional y que ayer participó en una charla coloquio en el auditorio de la Casa de la Cultura en la que aprovechó para hacer un repaso en profundidad por una trayectoria que echó a rodar con 22 años. "Soñaba con ir a Nueva York porque mi ilusión era ser dibujante de cómics, quería entrar en esta industria y tenía a Marvel como un referente", confiesa a la vez que recuerda los primeros obstáculos a los que tuvo que hacer frente para alcanzar su objetivo. Dificultades que empezaron en su propia casa, con la negativa de su madre a que sus hijos leyesen cómics. "En los 50 se les achacaba todos los males de la juventud", explica.

Sin embargo, nada impidió que acabase enviando páginas de muestra a la editorial con la que ansiaba trabajar: Marvel. Una ilusión no correspondida por el gigante del cómic que rechazó su propuesta. "No aceptaron las cinco páginas a lápiz que les hice llegar. En su lugar, me enviaron una nota en la que me decían ‘sigue dibujando que vas por buen camino’, algo que me emocionó pero pasado el tiempo porque en su momento solo lo vi como una carta de rechazo", contó Anderson.

Un año después de ese primer intento por ser parte de una de las editoriales más prestigiosas en el mundo del cómic, Anderson probó suerte de nuevo con mejores resultados. "Un año después, envié la siguiente muestra a John Romita padre, quien estaba al frente de la editorial y me dijo que si alguna vez iba a Nueva York fuese a verlo para hablar". Una anécdota que arrancó las risas cómplices del público presente en el auditorio.

A raíz de esta ilusionante invitación, Anderson decidió embarcarse en un viaje hasta Nueva York con tres amigos con los que compartía sueño, justo el día que cumplía 21 años. Una aventura de tres días y medio en la carretera sin apenas parar de conducir y que culminó con la oportunidad de realizar un primer trabajo para Marvel. "Mis primeras cinco páginas me llevaron cuatro meses hacerlas y fueron sobre el personaje del ángel de ‘La patrulla X’ y si algo saqué de esa experiencia es un consejo que doy a todo aquel que aspire a convertirse en dibujante de cómic, jamás debes modificar el guión que te mandan, cosa que hice no sé bien por qué", indicó entre risas.

Unos inicios arduos que recuerda emocionado y en los que la tarifa habitual que se cobraba por página en Marvel era de 25 dólares. "Echad cuentas, gané 125 dólares en cuatro meses dibujando cómics en Nueva York", aseguró.

"Battlestar Galactica" o "Ka-Zar The savage" o el mismísimo "Superman" son algunos de los títulos más conocidos que el dibujante estadounidense ha ilustrado, una meta que veía lejana y con la que fantaseaba cuando vivía en San José, California en la trastienda de una librería de cómics. Una trastienda que hacía las veces de vivienda y de estudio donde dibujaba sus primeros diseños. "Trabajaba en la librería y lo que recibía a cambio eran cómics. Además, no corrían buenos tiempos para una industria que muchos decían que estaba moribunda pero que a mí me daba igual. Solo quería dibujar", agregó Anderson.

Poco queda ya del sueldo en cómics y de la precariedad de un oficio que lo ha convertido en uno de los dibujantes más laureados del sector. En su haber posee el "Inkpot", el "Harvey" y el "Eisner award", reconocimientos que le avalan pero que no le hacen bajar la guardia sino que le empujan a pensar en el futuro. "Estoy trabajando en un proyecto que retomo después de 30 años. Es un proyecto personal con el que busco reencontrarme con mi yo adolescente", concluyó el estadounidense.

El ilustrador Bruno Redondo, mejor dibujante nacional

El broche final de las XXVIII Jornadas Internacionales de Cómic Villa de Avilés vino de la mano de la entrega de premios de la crítica convocados por la revista Dolmen, que reconocen el talento nacional e internacional más destacado del sector. El principal reconocimiento a nivel nacional fue a parar a manos del ilustrador de Castilla- La Mancha Bruno Redondo por su obra "Nightwing". En el apartado internacional, la ilustradora Bilquis Evely obtuvo el reconocimiento a mejor dibujante internacional por "Supergirl: la mujer del mañana".

En la categoría de mejor guionista nacional, el premio fue para Carlos Portela por "La cuenta atrás" y en el apartado internacional la afortunada fue Kate Beaton por su obra "Patos: dos años en las arenas petrolíferas". El premio a la mejor obra fue para "Ronson" de Autsider y "Patos", en el internacional. El reconocimiento a la trayectoria fue para Rumiko Takahashi, mientras que Carlos Pacheco triunfó en la categoría nacional.

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